La inmensa mayoría de los componentes bioactivos del cannabis están en la resina contenida en los tricomas glandulares, que podemos encontrar por toda la planta, aunque son mucho más abundantes en las flores que en cualquier otra parte. Los principales componentes bioactivos del cannabis y los más abundantes son los cannabinoides, seguidos por los terpenos. Si los cannabinoides son bien conocidos por todos los cultivadores, con los terpenos no pasa lo mismo.
Cannabinoides
Los cannabinoides pertenecen a la familia química de los terpenofenoles, por lo que son primos de los terpenos, aunque también de los fenoles. Los cinco cannabinoides más importantes por sus efectos bioactivos son THC, CBD, CBN, CBC y CBG. Cada uno de ellos tiene unas propiedades y efectos particulares, aunque su acción es mucho más pronunciada cuando se consumen combinados entre sí y con el resto de los componentes de la resina. El THC, además de psicoactivo, es antiepiléptico, antiinflamatorio, antidepresivo, estimula el apetito y reduce la presión arterial. El CBD suaviza la psicoactividad del THC y además es analgésico, ansiolítico, sedante, anticonvulsivo, antiesquizofrénico y reduce las náuseas. El CBN combate el glaucoma reduciendo la presión arterial ocular, también actúa como analgésico y parece que puede reducir los daños en el cerebro tras un infarto o un ictus. El CBC es sedante, analgésico y antiinflamatorio. Por último, el CBG también reduce la presión arterial ocular, es antiinflamatorio, sedante y ayuda a conciliar el sueño. Hay más cannabinoides en la resina, pero todavía no están claros los efectos que produce cada uno de ellos.
Terpenos
Los terpenos son moléculas aromáticas que las plantas producen con distintos objetivos, como repeler a los animales herbívoros o a las plagas, atraer a los insectos polinizadores y protegerse de los hongos. Una función sorprendente y muy poco conocida es que los terpenos también le sirven a la planta para enfriarse en días calurosos. Los terpenos más volátiles se evaporan con mucha facilidad y, para hacerlo, captan energía del aire, lo que produce un enfriamiento, además de crear corrientes de aire en torno a la planta que reducen la transpiración y favorecen su enfriamiento.
Hay varios tipos de terpenos, aunque todos contienen una o más moléculas de isopreno, que es un tipo de hidrocarburo. Los terpenos se clasifican en función de su tamaño y la cantidad de moléculas de isopreno que contienen. Cuanto más pequeños son más volátiles resultan, es decir, se evaporan con mayor facilidad. Los monoterpenos son muy volátiles, pues solo tienen una molécula de isopreno, mientras que los sesquiterpenos, que contienen varias, son más grandes y menos volátiles.
Mientras que los cannabinoides son moléculas que en todo el reino vegetal solo hemos encontrado en el cannabis, los terpenos son muy habituales en muchas especies de plantas; después de los cannabinoides, constituyen el principal componente de la resina. Hasta el diez por ciento de la resina pueden ser cannabinoides. Los científicos han logrado diferenciar al menos un centenar de terpenos distintos entre las diferentes variedades de cannabis. Algunos son muy frecuentes y se encuentran en muchas variedades, mientras que otros solo aparecen en unas pocas genéticas.
La mayoría de los terpenos se encuentran en distintas especies vegetales, y eso hace que el olor del cannabis a veces nos recuerde a ciertas frutas u otras plantas. Por ejemplo, el pineno es un terpeno presente en la mayoría de las coníferas y en muchas variedades de marihuana, cuyo olor nos recuerda a los pinos.
Ciertos terpenos se encuentran siempre en la resina de cannabis, como pineno, mirceno o cariofileno, pero otros son específicos de ciertas variedades. Algunos terpenos pueden encontrarse en grandes cantidades, a veces hasta el ochenta por ciento de la cantidad total de terpenos corresponde a uno solo, mientras que otros se encuentran en cantidades diminutas.
La principal razón por la que los cogollos frescos tienen un olor diferente de los cogollos secos es porque en estos últimos quedan menos terpenos, ya que una buena parte, los más volátiles, se han evaporado durante el secado. Algo similar sucede entre un cogollo recién acabado de secar y otro que lleva meses cosechado. Conforme pasa el tiempo, cada vez quedan menos terpenos en la resina y el olor va cambiando, porque los aromas más volátiles desaparecen.
Efectos de los terpenos
Hace mucho tiempo que se sabe que los terpenos constituyen una buena parte de la resina y que son responsables del aroma de las plantas de cannabis pero, hasta hace relativamente poco, se desconocía su papel en el efecto psicoactivo. Hoy en día, los científicos creen que buena parte de las diferencias en los efectos que producen unas y otras variedades de cannabis son consecuencia de los distintos terpenos que contiene la resina de cada planta. A veces, dos variedades tienen un contenido en cannabinoides muy similar y, sin embargo, efectos diametralmente opuestos: por ejemplo, una puede ser muy narcótica y otra muy estimulante. De hecho, de todos los cannabinoides, el THC (y alguna de sus variantes como el THCV) es el único con un efecto psicoactivo muy claro. El CBD, por ejemplo, más bien modula y suaviza la psicoactividad del THC, pero, si se consume solo, tiene un efecto relajante pero muy poco psicoactivo. El THC, cuando se toma solo, como en algunos fármacos de síntesis que están compuestos exclusivamente de tetrahidrocannabinol, causa con frecuencia estados de extrema ansiedad que no se dan cuando se consumen cogollos o extractos de la resina completa, pues los distintos cannabinoides y terpenos que contiene modulan y completan el efecto.
Muchos terpenos tienen efectos bioactivos, algunos incluso en cantidades diminutas. Esto propicia que puedan modificar el efecto de los cannabinoides, incrementándolo, reduciéndolo o, simplemente, alterándolo. Veamos algunos ejemplos: el linalol es sedante; el limoneno, antidepresivo, y el pulegono reduce la acción del THC sobre la memoria a corto plazo, por lo que es más difícil que olvides dónde dejaste las llaves después de fumar una variedad con pulegono que una que no lo contenga.
Quiero más terpenos
El cultivador no puede alterar la proporción de los distintos terpenos presentes en una variedad, es algo que determina su genética. Sin embargo, sí puede influir en la cantidad total de terpenos que produce y en los que llegan al cogollo seco. Las condiciones de cultivo de las plantas y el secado de los cogollos tienen una influencia directa en el contenido final de terpenos. Si hace mucho calor durante la floración, se evaporarán muchos más terpenos de la resina que si las plantas florecen en un clima fresco. Lo mismo sucede en condiciones de mucho viento o si el proceso de secado se realiza a altas temperaturas.
Siempre es positivo aumentar la cantidad de terpenos en la hierba, ya que los cogollos pesan más, tienen un aroma más intenso y, generalmente, mayor psicoactividad. Las plantas producen enormes cantidades de terpenos durante la floración, pero, por su misma naturaleza, estos se van evaporando continuamente de la resina. Llenar los cogollos de terpenos es como intentar llenar una bañera abriendo solo un poco el grifo y sin poner el tapón, no hay forma. Con los terpenos tenemos que intentar que la planta produzca la máxima cantidad y reducir la cantidad que se pierde por la evaporación. Si el clima es muy seco y con temperaturas muy altas, se evaporan muchos más terpenos que en un clima fresco y húmedo, pero eso está fuera de nuestro control, al menos en cultivos al aire libre. Por otro lado, un clima más o menos cálido acelera el metabolismo de las plantas y, por tanto, la producción de terpenos. El punto óptimo en que se maximiza la síntesis de terpenos y se minimiza su evaporación se encuentra alrededor de su temperatura óptima de desarrollo (22-26 ºC), con una humedad relativa entre el cincuenta y el sesenta por ciento y con una brisa suave.
Los cultivos de interior con un buen control del clima permiten una buena producción de terpenos, pero si no tienen aire acondicionado, especialmente en verano, pueden alcanzar unas temperaturas extremas que hacen que se evaporen gran parte de los terpenos y los cogollos resulten poco aromáticos, de olor terroso y seco.
El cultivo con abonos orgánicos tiene fama de producir plantas más aromáticas que la utilización de fertilizantes químicos de síntesis, del mismo modo que el cultivo en el suelo, con tierra fértil y rica en vida microscópica, también suele dar cogollos más olorosos y sabrosos que el cultivo en macetas. Sin embargo, esto no son reglas absolutas. Al final, si la planta está sana, bien cuidada y vive en condiciones óptimas, su rendimiento terpénico será siempre mejor que si está estresada, tanto si se usan unos u otros abonos o vive en el suelo o en una maceta.
Cuando llega el día de la cosecha y se cortan las plantas, la cantidad de terpenos ya no aumenta más. La labor del cultivador a partir de este momento es conservarlos, reduciendo al mínimo su pérdida. Como son volátiles, por su propia naturaleza, se evaporan con mucha facilidad. Hay algunos que desaparecen casi irremediablemente, pues son extremadamente volátiles incluso a temperaturas bajas, pero muchos se pueden conservar en parte reduciendo las temperaturas a las que están expuestos los cogollos durante el secado. Mantener el secadero con una temperatura tan baja como sea posible (obviamente, sin que la humedad sea muy elevada, pues entonces no se secarían) es el mejor camino para conservar el máximo de terpenos. Hay una gran diferencia entre secar a 15-20 ºC y hacerlo a 30-35 ºC: cuanto más baja es la temperatura, más lento es el secado, por lo que hay que extremar las precauciones para que los cogollos no se enmohezcan. Colgaremos cada rama bien separada de las demás para que el aire pueda circular entre ellas y mantendremos siempre un ventilador funcionando a baja potencia de forma que haya una ligera brisa constante.