Relación entre temperatura y humedad relativa
La mayoría de los cultivadores se fijan en la temperatura del indoor pero no tantos prestan atención al grado de humedad, y ambos están estrechamente relacionados. Las plantas de cannabis pueden crecer y desarrollarse bien en un amplio rango de temperaturas siempre que la humedad sea la adecuada. En general, cuanto más alta es la temperatura mayor debe ser la humedad relativa para que las plantas lo soporten bien y no se estresen, y cuanto menor es la temperatura más baja debe ser la humedad relativa para que la absorción de agua y nutrientes no se detenga.
La transpiración es un mecanismo que usa la planta para mantenerse fresca, ya que el agua capta energía del aire al evaporarse y baja la temperatura. Aunque no haga mucho calor, la transpiración es siempre necesaria, pues crea una presión negativa en las hojas, que es la principal fuerza de impulsión de la savia a través del tallo de la planta. De manera análoga a cómo bebemos por una pajita, la transpiración en las hojas provoca la absorción de agua en las raíces. Si la planta no transpira, las raíces no absorben agua y nutrientes y, si la planta transpira demasiado, las raíces no son capaces de absorber toda el agua necesaria y la planta se estresa y se marchita.
VPD o déficit de presión de vapor
"El VPD indica cuánta humedad le falta al ambiente para alcanzar el punto de saturación"
El déficit de presión de vapor (o VPD por las siglas del término inglés: vapour pressure deficit) sirve para hacerse una idea de la relación entre temperatura y humedad en un cuarto de cultivo. La cantidad de agua que le cabe al aire depende de su temperatura: a más calor, más humedad puede contener el aire. Por ejemplo, a 25 ºC el aire se satura con 23 g/m3, mientras que a 40 ºC le caben hasta 51 g/m3. Cuando el aire contiene toda la humedad que le cabe, se dice que ha alcanzado el punto de saturación y el higrómetro indicará que hay un 100% de humedad relativa. El VPD muestra cuánta humedad le falta al ambiente para alcanzar el punto de saturación.
La transpiración de las plantas viene determinada principalmente por ese déficit de humedad. Cuando la humedad relativa es muy alta, el VPD es muy bajo, lo que dificulta la evaporación del agua de las hojas y la transpiración se vuelve más lenta. En cambio, en un clima cálido y seco, la humedad de las hojas se evapora con mucha facilidad y la transpiración se acelera.
A mayor déficit, mayor transpiración; es decir, cuanta menos humedad relativa hay, más transpiran las plantas, y el efecto aumenta cuanto mayor es la temperatura. Esto quiere decir que las plantas transpiran mucho más al 50% de humedad a 30 ºC que a 20 ºC. Cuando el VPD es muy alto, el ambiente chupa humedad de la planta a una gran velocidad, por lo que esta se ve forzada a absorber una gran cantidad de agua por las raíces para compensar la transpiración. A mayor transpiración, mayor absorción de agua y nutrientes, por lo que la planta come más y su metabolismo se acelera. Pero, también, a mayor transpiración mayor estrés para la planta. Cuanto más pequeña y débil es la planta, menor debe ser el VPD para que esté cómoda.
Si la temperatura dentro del indoor es más alta de lo ideal, se pueden contrarrestar sus efectos subiendo la humedad para reducir la transpiración, pero siempre hay que tener en cuenta que esto aumenta el riesgo de que aparezcan hongos.
Cuando la humedad relativa es baja y las plantas transpiran mucho, su metabolismo se acelera. Esto es perfecto si la planta es fuerte y está sana, porque aumenta la velocidad de crecimiento y desarrollo, pero puede ser contraproducente en una planta débil, enferma o demasiado joven, ya que supone un estrés importante. Un ejemplo claro de esto lo vemos con los esquejes: cuando todavía no tienen raíces necesitan un VPD de 0, es decir, una humedad ambiental del 100% para que la transpiración se detenga completamente, ya que, de lo contrario, se deshidratan, pues no son capaces de absorber agua; una vez empiezan a tener raíces, podemos ir aumentando el VPD (bajando la humedad) y empezarán a transpirar y a crecer.
La temperatura de las hojas
La temperatura de las hojas suele ser algo más baja que la temperatura del aire porque la evaporación del agua producida por la transpiración refresca su superficie. A la hora de calcular el VPD de un cultivo, hay que tener en cuenta la temperatura exacta de las hojas. Se puede medir con precisión con la ayuda de un termómetro por infrarrojos (como los que se usan tanto últimamente para ver si tienes fiebre antes de entrar a algún lugar). Normalmente las hojas suelen estar entre 1 y 5 ºC más frías que el aire. Si no tenemos termómetro por infrarrojos, podemos usar el valor -2 ºC respecto a la temperatura del aire sin temor a equivocarnos demasiado.
Nivel óptimo de VPD
"En general, las plantas viven bien con un VPD de entre 0,8 y 1,2 kPa"
A las temperaturas a las que suele vivir el cannabis, el VPD puede ser de entre 0 y 9 kPa, siendo 0 una VPD muy baja (que se da a baja temperatura y alta humedad) y 9 una VPD altísima (que se da a alta temperatura y baja humedad). Las plantas suelen preferir valores entre 0,4 y 1,6 según la fase del cultivo.
La fórmula para calcular el VPD no es demasiado complicada pero requiere muchos cálculos; la mayoría de cultivadores prefieren mirar una tabla de VPD como la que acompaña a este artículo, donde solo hay que cruzar la columna de la humedad con la fila de la temperatura para ver el valor de VPD. En internet hay muchas calculadoras de VPD que te dan el valor exacto simplemente introduciendo la temperatura del aire, la temperatura de las hojas y la humedad relativa. La tabla de este artículo está calculada con una diferencia de -2º C entre la temperatura del aire y la de las hojas, que es un valor bastante habitual.
En general, las plantas viven bien con un VPD de entre 0,8 y 1,2 kPa, pero se puede afinar más según la fase del ciclo vital en que se encuentren. Las plantas recién germinadas y los esquejes enraizados pero todavía pequeños necesitan un VPD muy bajo, de entre 0,4 y 0,8 kPa, para que no se estresen y puedan ir fortaleciéndose.
Cuando ya tienen más tamaño y están en fase de crecimiento o empezando a florecer, las plantas son más resistentes y viven bien con menos humedad, por lo que el VPD puede situarse entre 0,8 y 1,2 kPa, lo que acelera su desarrollo. Es importante no pasarse elevando el VPD, pues si la transpiración es excesiva las plantas cierran sus estomas para no perder tanta agua, lo que reduce la absorción de CO2, que es imprescindible para el crecimiento. Desde la tercera o cuarta semana de floración hasta la cosecha, el VPD debe aumentar para reducir el exceso de humedad, que podría provocar la aparición de hongos en los cogollos. El VPD recomendado es de 1,2 a 1,6 kPa, lo que significa una alta transpiración y una gran absorción de agua y nutrientes.
Con un VPD inferior a 0,4, la transpiración casi se detiene y las plantas no crecen. Es una situación que se da principalmente con temperaturas frías y humedad alta, y que puede favorecer la aparición de hongos y la carencia de algunos nutrientes como el calcio. Por el contrario, con un VPD superior a 1,6, las plantas tienen que transpirar tanto que no son capaces y se deshidratan. La VPD es muy alta sobre todo cuando la humedad es muy baja y las temperaturas son altas. Dentro del rango de VPD recomendado en cada fase del cultivo, si el VPD está en la zona baja se genera menos estrés a las plantas pero también crecen menos y más lentamente, mientras que en la zona alta del rango se acelera el metabolismo y la absorción de nutrientes pero a costa de que las plantas vivan más estresadas. Un buen cultivador es aquel capaz de llevar las plantas tan al límite como sean capaces de manejar cómodamente. Las plantas sanas son capaces de lidiar con un VPD más alto y, por tanto, crecer y producir más. Es muy importante no salirse del rango de VPD adecuado para cada fase del cultivo. Una plántula joven nunca estará cómoda con un VPD de 1,6 kPa, y una en plena floración no se desarrollará bien si el VPD es de 0,6 kPa.
Los efectos del VPD sobre las plantas
Si el VPD es más bajo de lo recomendado (temperatura baja y humedad alta), observaremos:
- que las plantas crecen débilmente;
- que pueden aparecen hongos como el oídio o la botritis;
- que puede producirse un fenómeno llamado gutación, en que el agua sale al exterior por el borde de las hojas y se forma una corona de gotitas alrededor de la hoja,
- y que urgen deficiencias minerales, principalmente de calcio.
Si el VPD es más alto de lo recomendado (temperatura alta y humedad baja), observaremos:
- que las plantas se ven deshidratadas y estresadas;
- que los foliolos de las hojas se acanalan o se enrollan, cogen la forma de una canoa;
- el marchitamiento general de la planta,
- y el endurecimiento de las hojas, que se vuelven crujientes o coriáceas.
El control del VPD es muy útil para el cultivador, pero debe saber lo que hace para obtener los beneficios sin perjudicar a las plantas, ya que hay que encontrar el punto de equilibrio óptimo. Si reducimos el valor del VPD, aumenta la absorción de CO2, pero si lo bajamos en exceso podemos impedir una suficiente absorción de nutrientes. Por otro lado, un aumento del VPD incrementa la cantidad de nutrientes que absorben las raíces, pero también el estrés y la transpiración.
Dentro del rango adecuado al momento en que esté la planta, cuando el VPD es muy alto es conveniente preparar la solución nutritiva con una EC más baja para evitar la sobrefertilización, ya que las plantas van a absorber mucha agua; en cambio, si la VPD es muy baja, se puede aumentar algo el nivel de EC para asegurarse de que tiene suficientes nutrientes aunque transpire poco.
Como subir o bajar el VPD en interior
Si queremos aumentar el VPD:
- subiremos la temperatura;
- bajaremos la humedad relativa (con un deshumidificador), o
- aumentaremos la intensidad de luz para que suba la temperatura de las hojas.
Si queremos reducir el VPD:
- bajaremos la temperatura;
- subiremos la humedad relativa (con un humidificador);
- reduciremos la intensidad de luz para bajar la temperatura de las hojas.