Abonos y aditivos
Los cultivadores principiantes a menudo se sienten soprepasados cuando se enfrentan a una gama de productos muy amplia, ya que no acaban de tener claro cuáles son imprescindibles, cuáles recomendables y cuáles opcionales. Obviamente, los fabricantes de fertilizantes viven de vender productos y quieren que utilicemos cuantos más, mejor. No voy a negar que la gran mayoría de los estimuladores y aditivos pueden ser útiles y aportar un extra de producción o calidad a una cosecha, pero, en mi opinión, suelen ser una complicación extra para un principiante, que ya de por sí está bastante liado con las cosas básicas como para pensar en tantos productos.
Con mucha frecuencia, un cultivador que está empezando me consulta sobre técnicas avanzadas diciéndome: “He leído que con tal técnica se puede conseguir hasta un treinta por ciento más” o algo por el estilo. Un treinta por ciento más de una mala cosecha sigue siendo una mala cosecha. Primero hay que lograr que las plantas crezcan y florezcan correctamente del modo más sencillo. Cuando uno empieza a cultivar debe aprender a mirar las plantas, a saber si les falta agua o las está regando demasiado, si la luz está demasiado lejos o demasiado cerca, si tiene o no que podarlas, etc. Preparar una solución nutriente con las dosis adecuadas de abono de crecimiento o de floración para que tenga la EC correcta, ajustar el pH al nivel óptimo y regar en la cantidad que las plantas requieren ya es suficiente para las primeras cosechas como para tener que añadir tres o cuatro aditivos más.
Siempre que un principiante me pregunta cómo empezar, le recomiendo comprar un abono de crecimiento y otro de floración, un medidor de EC y otro de pH, y un bote de pH+ y otro de pH- y nada más. Es más que suficiente para nutrir las plantas en las primeras cosechas. Solo cuando se dominen estos productos, cuando se sepan crecer y florecer las plantas adecuadamente con estos dos abonos, será el momento de empezar a introducir otros nuevos. La mayoría de los novatos quieren llegar al máximo con su primera tanda de semillas y, aunque es comprensible, no es muy realista. Aprender a cultivar bien requiere tiempo y, al principio, es mucho mejor lograr una cantidad razonable de cogollos decentes que acabar sobreabonando las plantas y cargándose la cosecha por intentar alcanzar producciones de profesional y calidades de campeón de copa cannábica.
Cuando uno utiliza media docena de abonos y aditivos, es mucho más difícil saber qué efecto está teniendo cada uno. Si no sabemos ver si a la planta le faltan nutrientes porque la dosis de abono es baja o porque el pH es incorrecto y no los puede absorber, no nos sirven de nada los estimulantes raros. Sé que esta no es la opinión que quieren oír la mayoría de los principiantes y que hay pocos que sean capaces de centrarse en lo básico unos cuantos meses antes de intentar batir récords de producción, pero los que lo hagan serán los que acabarán cultivando mejor. Por supuesto, cuando un cultivador gana experiencia y sabe lo que hace, puede ir mejorando su forma de cultivar, incorporando nuevos productos, mejores lámparas, añadiendo CO2, etc. Pero primero hay que cultivar con lo básico, un abono que tenga NPK y microelementos.
Otro consejo: no hay que cambiar de abono a mitad de cosecha, ni impacientarse ni intentar introducir nuevos productos sobre la marcha. Con un sustrato correcto y unos abonos básicos se tienen que lograr resultados buenos. Si hay problemas, lo más seguro es que se deban al clima que hay en el cuarto de cultivo, a una iluminación inadecuada (probablemente, excesiva para el estado de salud de las plantas), a un pH fuera de rango o una EC excesiva de la solución nutriente, a la falta o al exceso de riego (esto último es mucho más probable). Casi siempre, los problemas vienen de elementos básicos, por eso es imprescindible aprender a dominar las técnicas básicas antes de intentar probar las técnicas avanzadas.