El origen del primer curso de extensión universitaria sobre cannabis medicinal del país tiene como protagonistas a un cura, el Padre Ticão, a un diputado federal, Paulo Teixeira, y a un profesor emérito de la Universidad de São Paulo, Elisaldo Carlini. Era el año 2018, Carlini impartía una conferencia sobre los beneficios terapéuticos del Cannabis sativa en uno de los seminarios realizados por el Centro Brasileiro de Información sobre Drogas Psicotrópicas (CEBRID), y el cura y el diputado, viejos amigos, asistieron juntos a escucharlo.
Paulo Teixeira estaba en ese momento buscando la justificación para fundamentar su proyecto de ley sobre la regulación del cannabis en Brasil (el PL 10549/2018), mientras el Padre Ticão estaba enfrascado en una de sus muchas luchas, en este caso, en torno a la fitoterapia y las prácticas integradoras del Sistema Único de Salud, un tema que ya había suscitado varios debates en su parroquia, así como tertulias y clases en la Escuela de Ciudadanía. Al escuchar al profesor disertar sobre los beneficios terapéuticos de la planta del cannabis, el Padre Ticão enseguida pensó en incluir el cannabis como alguna de las materias que estaban tratando sobre salud integral, así es que le propuso a Carlini dar otra charla sobre el cannabis en la parroquia. Al final, la presencia del amigo diputado hizo que en lugar de una simple charla se organizara un debate más amplio, abordando los aspectos legales, sociales y formas de acceso del cannabis medicinal.
Así fue que, en agosto de 2018, tuvo lugar un primer debate en la parroquia San Francisco de Asís de Ermelino Matarazzo, con la presencia en la mesa del profesor Carlini y del diputado Paulo Teixeira.
Pese a que se trataba de un asunto polémico para una comunidad religiosa, más de ciento cincuenta personas escucharon atentamente la exposición sobre el cannabis y allí mismo se emplazaron para una segunda reunión al mes siguiente, esta vez con alguien del área jurídica y la participación de pacientes que contribuyeran con su testimonio.
Un mes después hubo otro encuentro y luego otro. El éxito fue tal que, al último de los encuentros, en diciembre del mismo año, asistieron más de trescientas personas. En medio de la conmoción, de entre el público alguien propuso que aquello debería transformarse en un curso, considerando la cantidad de información que había que transmitir y poner en común, así como las numerosas posibilidades que implicaba. El Padre Ticão, voluntarioso como era, propuso de inmediato una reunión organizativa para la semana siguiente y pidió ayuda a las personas interesadas y a los expertos.
De esta forma se creó el grupo de trabajo que elaboraría el primer curso de extensión universitaria sobre cannabis medicinal en el país, con más de trescientas inscripciones en su primera edición, apoyado por seis entidades de reconocido prestigio y con la participación de dos de los principales investigadores y expertos en el tema. Estamos hablando de Brasil, donde el acceso al cannabis no es legal, y estamos hablando de ¡un curso universitario sobre cannabis medicinal impartido en una parroquia!
"Poco después de aquella misa cannábica multitudinaria, sin previo aviso, el uno de enero de 2021 muere el padre Ticão por una complicación cardíaca. La inesperada desaparición del carismático párroco supuso una conmoción popular que también se notó en el curso, cuyas inscripciones se incrementaron a más del doble"
En el primer curso que se ofreció no fueron pocas las entidades que participaron: ACURA, Cultive, ACUCCA, Red Reforma, Gabinete del Diputado Federal Paulo Teixeira, Movimiento por la Reglamentación del Cannabis Medicinal, Sociedad Brasileña de Estudios del Cannabis y CEBRID. Con el apoyo del profesor Elisaldo Carlini, la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP) entró como entidad colaboradora, y también lo hicieron las Escuelas de Ciudadanía, un antiguo proyecto liderado por el Padre Ticão, que ya se venía desarrollando en la parroquia, en colaboración con la UNIFESP desde hacía algunos años.
Además de los estudiantes inscritos, muchos curiosos empezaron a acercarse a los encuentros presenciales de las clases en la parroquia. Al terminar el semestre de la primera edición hubo una fuerte demanda de continuidad. Algunas entidades, debido a otros compromisos, se desmarcaron de la organización, aunque siguieron dando apoyo, y así el curso siguió adelante, presentado por la UNIFESP y el Movimiento por la Reglamentación del Cannabis Medicinal. Curiosos y entusiastas de todo Brasil visitaban la parroquia los martes, juntándose con los alumnos y alumnas de distintos barrios, incluso de otras ciudades. Los periódicos, canales de televisión, revistas y programas de radio querían saber sobre ese cura que hablaba de marihuana en los salones abarrotados de una iglesia en la periferia de la Zona Este de São Paulo.
A la segunda edición hubo 1200 inscripciones, con la posibilidad de emisión del curso a través de internet. Entonces llegó la pandemia de la Covid-19 y los encuentros dejaron de ser presenciales. Sin embargo, no disminuyó la asistencia al curso. En la tercera edición se apuntaron más de dos mil personas, en la cuarta se superaron las cinco mil. Eran alumnos y alumnas de todo el país e incluso de otras regiones del mundo: pacientes, familiares, estudiantes, profesionales del área de la salud. Incluso médicos y abogados encontraron en el curso un primer contacto con los beneficios terapéuticos del cannabis.
Desde su creación, el plan de estudios ha buscado acercar a los estudiantes los diversos aspectos de la materia, como conocimientos directamente relacionados con patologías, temas sociales y jurídicos, historia y cultura, formas de acceso y aspectos prácticos. Con el objetivo de ayudar a las familias con el autocultivo se ofrecen también clases de cultivo y extracción de resina.
Misa cannábica
En diciembre de 2020, el Padre Ticão realizó la “primera misa cannábica” en su parroquia. Con la iglesia llena y con aire de acto político, cientos de personas encontraron allí un espacio para legitimar su lucha por la regulación. Ese acto tuvo sobre el curso un efecto llamada inmediato, multiplicando los inscritos hasta alcanzar los diez mil.
En septiembre de aquel año sufrimos la primera pérdida, el profesor Elisaldo Carlini nos dejó y, poco después de aquella misa cannábica multitudinaria, sin previo aviso, el uno de enero de 2021 muere el padre Ticão por una complicación cardíaca. La inesperada desaparición del carismático párroco supuso una conmoción popular que también se notó en el curso, cuyas inscripciones se incrementaron a más del doble, llegando en ese momento a contabilizar veintidós mil inscritos. Con mucho dolor y con la esperanza de sostener la lucha por los pacientes y por la democratización de la información, el programa se mantiene, atrayendo incluso a más investigadores y conferenciantes de renombre.
“Dios no puede haber creado una planta tan maravillosa para nada. Esta planta es vida y cura a las personas. Así que no se puede prohibir”, dijo el Padre Ticão
En la sexta edición hubo más de doce mil personas inscritas y la séptima llegó a quince mil. La última, recién cerrada, superó las veinte mil inscripciones y ya se prepara la novena edición, con una nueva mirada al plan y la propuesta pedagógica, bajo la coordinación de la profesora de la UNIFESP, Eliana Rodrigues y el apoyo de la Prorrectoría de extensión, además de muchos colaboradores y oradores anónimos, que encuentran tiempo entre sus apretadas agendas para colaborar voluntariamente con el movimiento.
Desde la primera edición, ha habido más de ochenta mil personas inscritas.
Desde la segunda edición, el curso es coordinado internamente en la UNIFESP por la profesora Eliana Rodrigues, quien además de aportar todo su conocimiento e interacción con el profesor Elisaldo Carlini, abrazó a la comunidad y fue un sostén fundamental después de las pérdidas de los fundadores. Externamente, la coordinación y organización del curso desde su concepción ha sido realizada por Gabrielle Dainezi, o Gabi Dainezi, que aquí les escribe con añoranza, y que unos años antes se unió al Padre Ticão y a la comunidad en la lucha por la educación ciudadana, a través de las Escuelas de Ciudadanía.
Son muchas las historias vividas alrededor de este curso sobre cannabis medicinal, muchos habeas corpus de pacientes, muchas asociaciones de pacientes formadas, muchos médicos que se convirtieron en prescriptores y algunas historias de superación. Como la de Andreia, madre de dos niños autistas, uno de ellos epilépticos con convulsiones, que veía la marihuana con prejuicios basados en creencias religiosas. Andreia era evangélica y había jurado no pisar nunca una iglesia católica. Según relata, gracias al cannabis y al Curso de Extensión Universitaria de Cannabis Medicinal de la UNIFESP, impartido en la parroquia del padre Ticão, logró mejorar la calidad de vida de su familia y encontrar un propósito en la defensa del uso de la planta. Ahora Andreia es una activista que habla abiertamente sobre cannabis, y ha conseguido, por fin, la autorización para cultivar la medicina de sus hijos.