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Los daños de legalizar el cannabis

Durante mucho tiempo, para algunos de nosotros casi toda una vida, hemos esperado la legalización de la planta de cannabis en sus diversos usos. Muchos han pagado un alto precio en la infame guerra contra las drogas. ¿Cuántas vidas arruinadas y propiedades confiscadas? ¿Cuántos años de prisión para gente no violenta cuyo único crimen fue aumentar la biomasa del planeta? 

Con esta legalización muchos nos preguntamos para qué ha servido tanta lucha. Para la mayoría de los productores tradicionales, esta nueva “legalidad” es una pesadilla. La costa oeste de Estados Unidos es un buen ejemplo de los problemas causados por la legalización del cannabis.

El número de toneladas producidas, la superficie explotada, el dinero invertido y el volumen de negocios global de la industria del cannabis son tan desproporcionados que resulta difícil visualizar lo que representan. Pero la situación en California, más allá de las grandes cifras, es compleja. El precio de los productos de cannabis vendidos al público en los dispensarios es alto, pero los productores están mal pagados. Algunos cultivadores son legales, otros no, y continúan siendo arrestados por cultivar marihuana. La legalización no significa que todo sea legal de la noche a la mañana. Se debe tener una licencia para cultivar cannabis comercialmente y pagar impuestos. Para complicar las cosas, cada condado puede establecer sus propias reglas para las licencias de cultivo. De hecho, se requiere una licencia para todos los pasos: cultivo, extracción, transporte, venta, y estoy seguro de que me olvido de algunos. 

Invernadero de cannabis
Sobre estas líneas un invernadero de la empresa Cannacraft, en Los Alamos, California. En la página anterior, una plantación de exterior de Apex Agricultura Inc., una de las empresas de cultivo de cannabis legal más antiguas de California.

Si la idea de la legalización pretendía dar estatus legal a los agricultores tradicionales, digamos que entonces esta legalización ha sido un fracaso. La mayoría de los productores viven en zonas remotas, donde no pueden obtener permisos, mientras que otros viven en comunidades donde no siempre pueden cumplir con las normas exigidas por los municipios. Algunos de ellos salen del negocio, otros abastecen el mercado negro, como siempre. Los impuestos aumentan bastante los precios, creando espacio para un mercado clandestino. Sin embargo, los dispensarios están sujetos a un control estricto. 

La volatilidad de los precios es otra causa de la quiebra de los productores. Si no se tiene licencia, no se puede vender a un dispensario, solo en el mercado negro. A veces se encuentra saturado y el precio está muy por debajo de las expectativas del productor. El estado vecino de Oregón es un buen ejemplo de ello. Cuando Oregón legalizó el uso recreativo en el 2015, mucha gente comenzó a cultivar cannabis pensando que era la gallina de los huevos de oro. Oregón tiene una población pequeña, incapaz de fumar toda esta hierba. No olviden que cruzar la frontera estatal con cannabis es un delito, ya que sigue siendo ilegal a nivel federal (¿hasta cuándo?); y así fue, los cultivadores han estado literalmente sentados sobre toneladas de flores que no podían vender, lo que hizo que el precio de una libra bajara un par de cientos de dólares. 

Eso es otra rareza de la situación: todos los estados de la costa del Pacífico han legalizado el uso recreativo, pero todavía existe esta frontera entre ellos que no pueden cruzar. Por eso, cuando Nevada legalizó el consumo de cannabis en julio del 2017, Las Vegas (con unos cuarenta millones de turistas al año) se quedó sin abastecimiento en poco más de una semana. 

Empleados manufacturando porros
Manufacturando porros para el mercado legal en las dependencias de Apex Farm.

Explosión del cultivo, pesadilla ecológica 

¿Quién cultiva cannabis hoy en día en California? Bueno, si se tiene suficiente dinero para comprar la instalación adecuada, hacer las inversiones adecuadas, obtener las licencias, entonces se puede considerar comenzar en este negocio, y mucha gente lo hace: las actividades de cultivo y extracción son hoy en gran parte propiedad de inversores ricos o grupos de inversión. 

La producción es diversificada: el cannabis puede producirse en masa, en grandes campos, como el trigo. En este caso, las plantas no están bien alimentadas, la calidad es mala y el precio bajo, pero el modelo económico se basa en la producción en masa. Este modelo está muy extendido en el sur de California, especialmente alrededor de Santa Bárbara, donde se encuentran los campos más grandes. Luego están otros inversores y productores más tradicionales que cultivan plantas de una gran calidad al aire libre, o plantas más pequeñas en invernaderos equipados con láminas de plástico negro movible para controlar la luz. Esta técnica permite más de una cosecha al año. Lo más notable es el tamaño de las plantas de exterior: ahora que ya no hay necesidad de esconderse, los agricultores disfrutan cultivando plantas enormes que antes no se veían con frecuencia. Su producto se vende a un precio elevado. Aparte de estas dos categorías con licencia, existe una producción para el mercado negro, generalmente de una buena calidad. 

Los métodos de producción son principalmente suelo en campos y cultivo hidropónico en edificios. Las fibras de coco y otros sustratos basados en fibras están ganando terreno. Y hay numerosos fitomejoradores para fortalecer las variedades que producen THC, pero también están buscando mejores plantas para extraer CBD, que muchos creen que será la verdadera gallina de los huevos de oro de las próximas décadas. 
Otro aspecto que no estaba previsto en el momento de la legalización es el medioambiente. En algunos lugares, la repentina explosión de los campos de cannabis se ha convertido en una pesadilla ecológica. El consumo excesivo de electricidad y agua es una carga importante para los recursos locales. Las soluciones nutritivas ricas en minerales se descargan al medio en un gran volumen; el uso descuidado de pesticidas contamina los campos y las aguas subterráneas. Hasta cogollos con residuos de pesticidas se encuentran a veces en el mercado. Porque la mayoría de los cultivos crecen con nutrientes minerales, siendo la agricultura orgánica una excepción. Cuando uno compra un e-cigarrillo, ¿le importa cómo se cultivó la planta en origen? 

En resumen, en este momento, todo este sector de producción es caótico. Aunque algunos están tratando de mejorar la situación, la implementación de las regulaciones es lenta, a nivel tanto estatal como del condado. Por el momento, podemos decir que, con la legalización, todo ha cambiado pero nada se ha resuelto. 

Almacen de la empresa Cannacraft
Envasando la cosecha en una nave de la empresa Cannacraft, en Los Alamos, California.

Nuevas tendencias 

Las costumbres de consumo también están cambiando. La mayoría de los usuarios prefieren fumar extracto en e-cigarrillos en lugar del tradicional bud. Además, todos los tipos de confitería están de moda; tienen dosis lo suficientemente bajas como para que los consumidores no se sientan abrumados por su efecto. Los productos que contienen CBD tienen una gran demanda e incluso pueden superar las ventas de productos ricos en THC en un futuro próximo. El progreso en el uso medicinal del cannabis se está acelerando, y se están invirtiendo cantidades significativas de dinero en investigación. 

Canadá es el próximo Eldorado. Dado que Canadá legaliza el cannabis a nivel federal, la mayor parte del dinero invertido en el cannabis es en Canadá, y en grandes cantidades, lo que va a suponer un gran impacto en todo el panorama del cannabis en América del Norte, y quizás en todo el mundo. 

Como parte de una buena iniciativa, muchos condados están revocando las condenas por marihuana. Esto ayudará a muchas personas que han sido excluidas del empleo público debido a sus antecedentes penales relacionados con el cannabis. 

La voracidad de SMG 

Para la “industria de suministro”, fertilizantes, sistemas de cultivo, suelo, iluminación, ventilación, etc., los tiempos también están cambiando. Jim Hagedorn, director ejecutivo de Scotts Miracle-Gro, quiere dominar la industria del cannabis. Ya dijo en una entrevista en el 2015 que gastaría quinientos millones de dólares para comprar esta rama de la industria de la jardinería (hoy en día, la cifra de inversión se acerca a los mil millones). Hagedorn llegó a convencer a un consejo de administración bastante conservador de que lo siguieran en su objetivo. 

Scotts Miracle-Gro (SMG) es una empresa multinacional con sede en Marysville, Ohio. Fundada en 1868 como una empresa familiar dedicada a la venta de semillas, en 1995 se fusionó con Miracle-Gro para formar Scotts Miracle-Gro Group, hoy líder en el campo del césped y de la jardinería en general. Disponen de una amplia gama de productos, como el clásico abono en polvo Miracle Gro, y una gama más controvertida de pesticidas, fungicidas y herbicidas. También son los distribuidores exclusivos de la infame Round Up, de la que han obtenido la licencia de Monsanto. Tienen tantas marcas que, si usted es jardinero, lo más probable es que tenga un producto Scotts en su cobertizo o garaje. Con el paso de los años, la pequeña empresa familiar se ha convertido en un monstruo que distribuye estos productos por todo el mundo. En el 2017, sus ventas brutas se acercaron a los mil millones de dólares, con unos ingresos netos antes de impuestos de trescientos catorce millones de dólares. Y actualmente están anunciando una facturación de dos mil ochocientos millones de dólares. 

No hay nada malo en ganar dinero (“God bless America”), pero existe un peligro asociado: Scotts Miracle-Gro no tiene el sentido de la urgencia ecológica en la que nos encontramos. Solo un ejemplo para demostrarlo: de noviembre del 2005 a marzo del 2008, SMG vendió setenta y tres millones de dólares en semillas de pájaros cubiertas con un pesticida que se sabe mortal para las aves y los peces. En el 2012, se declararon culpables y pagaron cuatro millones y medio de dólares en multas. En total, perdieron ocho casos por violaciones a la protección ambiental, por un total de 12.519 millones de dólares. 

En el 2015, SMG adquirió General Hydroponics y Vermicrop en California, y en el 2016, Agritech (Botanicare) y el 75% de Gavita, todas ellas a través de su filial Hawthorne. SMG posee los principales fertilizantes y sistemas hidropónicos, suelo, iluminación, suplementos orgánicos y diversos accesorios de cultivo. En otoño del 2017, reforzaron su presencia en el mundo del cannabis con la adquisición de CanFilter (72,2 millones de dólares), con lo que la inversión total ascendió a 565 millones de dólares desde que comenzó el proceso en el 2015. A principios del 2018, adquirieron Sunlight Supply, uno de los dos distribuidores líderes en Estados Unidos, por cuatrocientos cincuenta millones de dólares, en total, una inversión de más de mil millones de dólares. 

No hubo mucha resistencia. Una compañía, Fox Farm, ha retirado su distribución a Sunlight Supply, y lo hará solo Hydrofarm, uno de los más grandes distribuidores de Norteamérica. Este no pertenece a SMG, y ha sido adquirido por Serruya, un grupo de inversionistas privados canadienses. 

Cultivos en California
Cultivos de cannabis legal en invernaderos de Buellton, California.

¿Qué pasará en Europa? 

Ahora que la legalización está en marcha, toda la industria está cayendo en manos de multinacionales que hasta hace poco no querían saber nada del cannabis. Debemos estar atentos para evitar una situación similar en Europa cuando cambie la ley. Por el momento, solo Gavita pertenece a SMG. Can Filter Europe no está vendido, ni tampoco lo está la rama europea de General Hydroponics (GHE), que sigue siendo una empresa independiente y que, por lo tanto, cambiará su nombre a Terra Aquatica para separarse claramente. 

Irónicamente, SMG no hizo una inversión tan espectacular como ellos pensaron. En primer lugar, sus acciones crecieron en valor después de estas adquisiciones, pero rápidamente los resultados no estuvieron a la altura de las expectativas. Como todos los demás, no habían previsto los cambios que traería la legalización. Nuevos cultivadores, otros tipos de producción más exterior y con menos focos… Las necesidades de los agricultores ya no son las mismas; algunas de las empresas que ha comprado SMG son casi obsoletas, y ciertamente no están en sintonía con el mercado actual. 

Muchos de nosotros hemos estado esperando casi toda la vida el final de esta estúpida prohibición. Sin embargo, parece que hemos tenido una visión ingenua y algo idealista. El cannabis se está convirtiendo en legal, el sentido común y la justicia se están restaurando, y punto. Pero hay mucho más que eso, y el ejemplo de California muestra que, para revertir décadas de oscuridad, se necesita cierta planificación y se debe diseñar un marco de trabajo. Esperemos que Europa aprenda, de la situación en Norteamérica, a concebir la “inevitable” legalización de una manera más reflexiva. 
 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #253

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