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¿Drogas naturales de producción ética?

¿Existe producción ética en el mercado de las drogas ilegales? Al no haber “marcas” de comercio justo, ¿cómo podemos asegurarnos de que el proceso de producción, distribución y venta no implica el sufrimiento de terceros? Este artículo se centrará, concretamente, en las drogas de origen natural más populares: la cocaína, la heroína y la marihuana.

Los tiempos cambian, y lo que consideramos correcto e incorrecto también. Al mismo tiempo, tenemos más y mejor acceso a la información de todo tipo. Por ese motivo, cada vez sabemos más sobre cómo se produce todo lo que consumimos, a la vez que rechazamos unos modelos que no nos parecen bien moralmente. La explotación laboral, el uso de mano de obra infantil, el tráfico de personas, las emisiones de gases nocivos, la generación de residuos, la desforestación, el maltrato animal… Cada vez nos importa más de dónde vienen las cosas que compramos.

Todo cambio puede ser visto como una oportunidad, así que las empresas han empezado a sacar marcas eco-friendly o fair trade, los supermercados abren secciones de comida ecológica y cada vez más cadenas ofrecen opción vegetariana. El green washing y el ethical washing (lavado de cara para aparentar preocuparse por el consumo ético) están en el orden del día.

Pero ¿y en el mercado de las drogas ilegales? Al no haber “marcas” de comercio justo, ¿cómo podemos asegurarnos de que el proceso de producción, distribución y venta no implica el sufrimiento de terceros? Este artículo se centrará, concretamente, en las drogas de origen natural más populares: la cocaína, la heroína y la marihuana.

Cocaína

Empezamos por el popular estimulante blanco. A pesar de que por su apariencia y sus efectos pueda parecer emparentada con la anfetamina u otras drogas sintéticas, la cocaína tiene su origen en una planta de la región andino-amazónica que lleva su mismo nombre: coca (Erythroxylum coca, kuka en quechua). De ella solamente se usan las hojas, que son arrancadas manualmente por los recolectores para después ser aplastadas y trituradas.

Y, aun así, a lo largo del proceso de elaboración de la cocaína, el protagonismo lo tienen sustancias que para nada se acercan a lo que consideramos natural. Para lograr la extracción, las hojas trituradas son mezcladas con carbonato de calcio –para lo que se usa cemento en polvo– y con gasolina o queroseno. Se le añade también hidróxido de sodio o ácido sulfúrico para destruir sus residuos y se deja reposar. Cuando se filtra la mezcla se le añade permanganato de potasio, que es lo que le atribuye el color blanco, y se hierve hasta evaporarse el líquido y obtener la pasta de cocaína.

Para convertir esta pasta sólida en polvo, es decir, para completar la fase de cristalización, se requiere hidróxido de amonio, acetona y ácido clorhídrico. Finalmente, el producto final es adulterado, normalmente con fenacetina y levamisol, pero también con otras sustancias para mejorar su apariencia física y efectos percibidos.

En el continente americano, la cocaína hace un trayecto de norte a sur. Para llegar a sus consumidores, los intermediarios deben cruzar Centroamérica utilizando rutas remotas como los bosques nacionales protegidos para evitar la aplicación de la ley. Para lavar su dinero, invierten en ganadería y agricultura, dos negocios notorios por arrasar y quemar bosques para dar paso a ganado y cultivos. Un reciente estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, afirma que el narcotráfico es responsable de hasta el treinta por ciento de la deforestación anual en Nicaragua, Honduras y Guatemala, convirtiendo bosques biodiversos en tierras agrícolas. Además, los cultivadores de coca parten de una situación de pobreza, ya que muchos de ellos explican que la plantación de coca solo es un plus dentro de sus plantaciones de cacao porque únicamente con el negocio “legal” no podrían sobrevivir.

¿Drogas naturales de producción ética?

Heroína

El origen del caballo se encuentra en la adormidera o amapola real (Papaver somniferum). A diferencia de la coca, crece salvaje en muchas zonas tanto de Europa como de Asia, África y América. Aun así, casi toda la heroína incautada por los organismos de la Unión Europea tiene su origen en plantaciones de Afganistán. Con una pequeña incisión se extrae un líquido llamado látex de opio del fruto verde de la adormidera. Ese látex es calentado a temperaturas muy altas para después ser mezclado con agua y cal fina (hidróxido de calcio), cloruro de amonio. Después de filtrar la mezcla, el resultado es la base de morfina. A esa se le añaden anhídrido acético, agua y carbonato de sodio, y es otra vez filtrada hasta obtener la heroína marrón, ya sólida. Se caracteriza por ser más fácil de fumar, debido a que se vaporiza a una temperatura más baja, pero necesita la adición de un ácido cítrico o ascórbico para ser soluble con agua. La heroína blanca se obtiene hirviendo la marrón con éter dietílico y ácido hidroclórico. El resultado es una forma soluble en el agua, por lo que acaba siendo usada típicamente por vía intravenosa (además, requiere mucha más temperatura para ser fumada). Ambos tipos de heroína suelen ser adulterados con cafeína, paracetamol y otras sustancias.

La heroína blanca es la más refinada de todas, pero también la más peligrosa de hacer, debido a la naturaleza inflamable de los productos que se usan. Además, los cárteles que tienen control sobre las zonas donde la adormidera puede ser plantada a menudo presionan a los agricultores locales para que la planten exclusivamente en sus campos.

Cannabis

El proceso para obtener marihuana, cannabis en forma de hierba, no requiere muchos pasos intermedios: basta con recoger las flores con cogollos crecidos y secarlos. El hachís, cannabis en forma de resina, tiene un proceso un poco más complejo. La resina se encuentra en las glándulas de la misma flor, y existen varias maneras de extraerla, aun conviviendo métodos tradicionales con los más modernos.

Empezando con los más manuales, la resina se puede extraer frotando los cogollos con las manos hasta que queden cubiertas de la resina en forma de polvo, para después prensarlo frotando las manos entre ellas para agrupar la resina consiguiendo pequeñas bolas de hachís. Por el otro, se puede hacer un cribado cortando las flores con sus cogollos, secándolos y filtrándolos con una malla fina. El polvo filtrado puede ser prensado con las manos o con una máquina para obtener el hachís sólido que todos conocemos.

El polvo de resina también se puede lograr congelando las hojas y después filtrándolas, o bien con un extractor de resina (una máquina parecida a la que usamos para secar la lechuga dándole vueltas) o sumergiéndolas en agua fría y usando varios filtros como los de las bolsas de té.

A diferencia de las drogas mencionadas anteriormente, la marihuana sí que se produce en grandes cantidades dentro de Europa, por lo que no existe una ruta tan clara como en los otros dos.

Al margen de las especificidades de cada cultivo, cuanto más lejos se produzca una sustancia, más probable será que todo su ciclo obedezca a dinámicas imperialistas donde la materia prima es creada en un país pobre para ser luego vendida en un país rico, manteniendo así relaciones de desigualdad en todo el globo. A su vez, cuantas más fronteras tenga que cruzar una droga catalogada como ilegal, más situaciones de vulnerabilidad y riesgo tendrán que ser afrontadas por la gente que las transporta, que a la vez es la que menos dinero gana.

Así pues, la mejor manera de conseguir droga de comercio justo en una situación como la actual, es decir, con una legislación prohibicionista, es produciéndotela tú mismo. La marihuana y el hachís presentan la facilidad de que pueden ser fácilmente cultivados individualmente o por productores pequeños, ahorrando así intermediarios. En el caso de la heroína, también es posible producirla de forma casera, pues en España hay flores de opio salvajes. Pero no es práctico hacerlo de forma individual, así que la alternativa sería encontrar un productor local. La cocaína presenta muchos más problemas, pues la planta de la coca no crece en un clima cualquiera. Para poder conseguir un producto ético, seguramente tendrían que cambiar muchas más cosas, como las relaciones de poderes entre países o la legislación actual.

Así pues, la conclusión es bastante similar que con otros productos: para lograr una droga de comercio justo, lo más fácil será que esta sea de km 0. Cuanto más producida localmente esté, más control tendremos sobre todo su procedimiento. Esto no implica directamente que las drogas que requieren que una parte de su producción esté en otro país sean malas per se, sino que las variables que podremos controlar como individuos serán menores, y que la solución a los problemas de desigualdad y explotación que pueden llevar aparejados será más compleja e implicará cambios a gran escala.

Referencias

Las Muchas Caras de la Heroína- Talking Drugs
Vídeo - Cocaine production explained EMCDDA
Vídeo - Cocaine production in Colombia
Vídeo - Heroin production explained EMCDDA
Vídeo - Cannabis resin production explained EMCDDA
PDF -  EU Drug Markets Report 2016
Monitoring the supply of cocaine to Europe
 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #274

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