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Hay mil cosas que “colocan” y que no son ilegales, muchas se encuentran en una farmacia o en el armario de la cocina. El dextrometorfano, ingrediente activo de muchos fármacos para combatir la tos no productiva, provoca efectos disociativos si se toma una dosis suficientemente alta. Algunos antihistamínicos, en dosis elevadas, causan sedación y alucinaciones. La nuez moscada tiene efectos psicotrópicos en altas dosis.

Hay mil cosas que “colocan” y que no son ilegales, muchas se encuentran en una farmacia o en el armario de la cocina. El dextrometorfano, ingrediente activo de muchos fármacos para combatir la tos no productiva, provoca efectos disociativos si se toma una dosis suficientemente alta. Algunos antihistamínicos, en dosis elevadas, causan sedación y alucinaciones. La nuez moscada tiene efectos psicotrópicos en altas dosis.

Hasta los vapores de la gasolina (aunque muy nocivos) colocan. Pero pocas de estas sustancias son agradables de tomar. Entre las drogas ilegales y los remedios caseros para colocarse, existe una infinitud de compuestos que rozan la legalidad, coloquialmente nombrados legal highs o drogas de diseño.

¿Cuál es el atractivo de estas sustancias? Para algunos es la tranquilidad de saber que si les para la policía no estarán bajo ningún peligro de sufrir repercusiones legales. Otros quizá no tienen una manera fácil de conseguir drogas ilegales, y buscan algo más allá del alcohol para pasar momentos con la consciencia alterada. También hay quien erróneamente cree que por ser legales no son perjudiciales para la salud. No obstante, no todo lo que es legal es estrictamente bueno y no todo lo que es ilegal es estrictamente malo. La razón por la cual la mayoría de estos compuestos no están fiscalizados es que son tan nuevos que aún no han caído bajo el escrutinio de la ley. Además, teóricamente no se venden para el consumo humano, cosa que hace más difícil prohibirlas. ¿Acaso se puede prohibir la gasolina, o el pegamento, porque su mal uso tiene efectos psicotrópicos?

La mayoría de las drogas de diseño de hoy en día no son moléculas desconocidas y misteriosas, inventadas de la nada para ser usadas de forma recreativa, sino que salen de patentes de fármacos o estudios científicos. Gente con visión comercial estudia estos documentos en busca de compuestos que puedan tener un uso recreativo, los sintetiza o encarga sintetizar y los pone a la venta. Muchas veces son similares a compuestos que actualmente están controlados.

El etilfenidato es una de estas sustancias. Es un derivado del metilfenidato, el compuesto activo del Rubifen, Concerta y Medikinet, fármacos muy populares en el tratamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Para comprarlo se necesita receta médica, ya que es una medicina con potencial de abuso. El etilfenidato, con una estructura extremadamente similar al metilfenidato (tiene un carbono más), no está actualmente fiscalizado en España.

Dosis y efectos

Es un estimulante y actúa como inhibidor de la recaptura de la dopamina y noradrenalina. Por vía oral, tiene una duración de 4 a 10 horas, y las dosis son a partir de 15 miligramos hasta más de 100. Entre 15 y 40 miligramos es una dosis baja, y hasta 100 una dosis normal. Por vía esnifada dura entre 4 y 6 horas, y las dosis son mucho menores, siendo entre 5 y 15 miligramos una dosis baja, hasta 30 una dosis normal, y más allá una dosis fuerte. Es muy dañino para las membranas mucosas, y puede causar heridas y problemas con el tabique nasal si se esnifa con frecuencia, así que la mayoría de los usuarios intentan evitar esta vía de administración.

Sus principales efectos positivos son euforia, aumento en el deseo sexual y las ganas de hablar, sensación corporal agradable y una mejora en la concentración. Los efectos secundarios incluyen paranoia, tensión en la mandíbula, aumento de la presión arterial y ritmo cardiaco, vasoconstricción e insomnio. Cuanto más grande es la dosis, más efectos secundarios suele tener. Muchos usuarios relatan una tendencia a redosificar, fomentando la dependencia, fenómeno que podría explicar un notorio potencial adictivo.

El éxito de las ‘legal high’ en el Reino Unido

El etilfenidato se hizo inmensamente popular sobre todo en el Reino Unido, donde se vendía como legal high en tiendas especializadas en ello. En España, estos establecimientos no han ganado tanta popularidad, quizás por diferencias culturales y por cómo los usuarios de aquí consumen y tratan con sustancias psicotrópicas. Dentro de una de estas tiendas se pueden encontrar envases de colores chillones, con nombres como Gogaine o El Blanco, que hacen referencia a la sustancia que quieren imitar. En la parte de atrás del paquete hay un aviso que indica que los contenidos no son aptos para el consumo humano, y suelen ser vendidos como incienso, abono o sales de baño. Con eso la entidad que los vende se lava las manos de lo que los compradores hagan con ellas.

La ley, tal y como está escrita actualmente, no hace mucho más que crear una competición entre aquellos que sacan nuevas sustancias al mercado y aquellos que las prohíben. Es un ejercicio fútil si el objetivo es “mantener la salud pública”, ya que cada sustancia que sale suele ser más desconocida que la previa. En el Reino Unido, el etilfenidato se fiscalizó el 10 de abril del 2015, y días después ya estaba a la venta un primo cercano suyo, el etilnaftidato, que se prohibió en junio del mismo año, para ser substituido por el 4F-MPH, otro derivado del metilfenidato, y así ad infinitum. Si prohibir sirve de poco, quizás la ley debería centrarse en la regulación de estas sustancias, con un énfasis en ayudar a aquellos usuarios que desarrollan problemas por el uso de las mismas.

En el Reino Unido, sobre todo en Escocia, el consumo de etilfenidato y similares es un grave problema, principalmente entre la comunidad de personas sin vivienda, hasta el punto que por las mañanas se forman colas delante de las tiendas que venden legal highs. Un alto porcentaje de estos usuarios se administran el etilfenidato por vía intravenosa y en condiciones menos que óptimas. Esto lleva a infecciones, abscesos y, en casos extremos, gangrena. Entre julio del 2013 y diciembre del 2014, el etilfenidato contribuyó a la muerte de diecinueve personas principalmente en el este de Escocia. La mayoría de estos casos presentaban, aparte de etilfenidato, otras drogas en sangre y algunas infecciones graves.

El planteamiento actual del Gobierno británico para solucionar los problemas de salud y adicción es dar ayudas económicas a organizaciones como Community for Recovery y Addaction, que se dedican a repartir información sobre drogas de diseño, programas de rehabilitación e integración social. Además, a partir de abril del 2016 estarán prohibidas todas las sustancias psicoactivas que se distribuyan con el fin de consumo humano. Quedarán excluidas las que la ley especifique, como el alcohol, el tabaco, el té, etc. ¿Seguirá sirviendo la pegatina que avisa que un producto no es apto para consumo humano?, ¿y qué pasará con la nuez moscada que tengan los británicos en sus armarios o la gasolina en sus coches, dado que ambos productos podrían consumirse para producir efectos psicotrópicos? Solo el tiempo lo dirá.

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