La toma de la mayor parte del territorio de Afganistán por parte de los grupos talibanes supone un nuevo capítulo en la desastrosa situación que el país sufre desde hace varias décadas. Afganistán ha sido el principal productor de opio durante décadas y a día de hoy sigue produciendo una cantidad de esa y otras drogas para el mercado ilícito que ayudan a financiar a quienes controlan el territorio y sus fronteras.
Con la toma de control del país por parte de los talibanes, la producción de opio y opiáceos y su exportación podría aumentar en los próximos meses, lo que puede provocar una bajada de los precios y/o un aumento de la pureza media de las drogas en la calle. La situación podría producirse también en el caso de la metanfetamina.
En un artículo de 2018 para The Guardian el historiador Alfred W McCoy, experto en la historia de la región en relación con la intervención de EE UU, recordaba la importancia del opio en las últimas décadas: “En cada etapa de su trágica y tumultuosa historia durante los últimos 40 años (la guerra encubierta de la década de 1980, la guerra civil de la década de 1990 y su ocupación posterior a 2001), el opio ha jugado un papel central en la configuración del destino del país”.
Después de que Estados Unidos financiara a las guerrillas islámicas de la región en la década de los 70 y los 80 para que hicieran frente a la URSS, el comercio ilegal de heroína ha sido una de las formas de financiación de los grupos talibanes. Mientras tanto en la escala más baja de producción, los campesinos y cultivadores de la amapola de opio son en la mayoría de los casos personas que sobreviven con los cultivos como única forma de vida.
Aunque tanto los talibanes como el Gobierno se han pronunciado públicamente en contra de los cultivos y el comercio de opio, la producción apenas ha variado con el paso de las décadas y el dinero que genera el tráfico ha seguido beneficiando a quienes mantenían el control. A finales del año pasado la publicación de un informe por parte del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías advertía que Afganistán había aumentado su capacidad de producción de metanfetamina a partir de la síntesis de la planta silvestre de la efedra. y que podría convertirse en una industria de una importancia similar a la de la heroína.