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El cultivo de opio en Afganistán baja a mínimos tras la prohibición de los talibanes

La menor producción puede disminuir la pureza de derivados como la heroína, disparar sus adulteraciones y provocar más sobredosis en todo el mundo. 

La producción de opio en Afganistán, un cultivo tradicional en el país, parece estar experimentando un descenso drástico como consecuencia de la prohibición introducida por el Gobierno talibán en 2022, un año después de lograr el control del país. Afganistán es el principal productor de opio en el mundo, y el fuerte descenso puede provocar efectos sobre la economía y la salud tanto dentro del país como en otras partes del mundo

Según un informe publicado en Alcis, la prohibición del opio y el anuncio de la consecuente erradicación de los cultivos generó un escepticismo generalizado basado en prohibiciones anteriores que no tuvieron grandes efectos sobre la producción. Pero aunque los talibanes no empezaron a actuar de inmediato sobre los cultivos que estaban al borde de la cosecha, desde el verano pasado han intensificado la erradicación, de modo que la cosecha del 2022/2023 parece haberse reducido drásticamente. El informe recoge que en Helmand, una de las provincias del suroeste del país, el cultivo de amapola ha pasado de cubrir más de 120.000 hectáreas en 2022 a caer por debajo de las 1000 hectáreas en 2023. 

Además de dificultar la supervivencia económica de agricultores de todo el país, la destrucción de los cultivos y la prohibición de la producción tiene como consecuencia una reducción en la oferta de opio y sus derivados, lo que a su vez hace aumentar sus precios. Como principal productor de opio a nivel global, el aumento del precio del opio de Afganistán puede hacer disminuir la pureza de derivados como la heroína, y disparar las adulteraciones de esta droga, provocando en última instancia un aumento del riesgo de sobredosis y de reacciones agudas en consumidores de opioides de todo el mundo. 

La campaña de los talibanes contra la producción de drogas va más allá del opio y también está afectando a la metanfetamina, una droga cuya producción no había parado de aumentar en el país en los últimos años. El Gobierno también está actuando para destruir los cultivos de efedra, la planta que sirve de punto de partida para la síntesis de metanfetamina, así como sobre los laboratorios que la producen en todo el país. 

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