El Gobierno talibán de Afganistán ha emitido un decreto para prohibir el cultivo de amapola de opio, así como la producción, uso y transporte de otras drogas. La nueva ley ha sido aplicada en un intento del Gobierno por ganar mayor reconocimiento por parte de la comunidad internacional y lograr una reducción de las sanciones aplicadas actualmente al país, que afectan a su acceso a servicios bancarios, negocios y el desarrollo económico.
“Por decreto del supremo líder del Emirato Islámico de Afganistán, todos los afganos quedan informados de que desde ahora el cultivo de amapola ha sido estrictamente prohibido en todo el país”, dijo el grupo del líder supremo en un comunicado del pasado sábado. “Si alguien viola el decreto, el cultivo será destruido inmediatamente y el violador será tratado de acuerdo a la ley Sharia”, añadieron en una rueda de prensa, según recoge Al Jazeera.
El cultivo de la amapola de opio es una actividad agrícola tradicional en el país y el único medio de subsistencia para muchos agricultores, que ha sobrevivido a los cambios que ha atravesado el país en las últimas décadas. “En cada etapa de su trágica y tumultuosa historia durante los últimos 40 años (la guerra encubierta de la década de 1980, la guerra civil de la década de 1990 y su ocupación posterior a 2001), el opio ha jugado un papel central en la configuración del destino del país”, resumió el el historiador experto en la región, Alfred W McCoy, en un artículo de 2018 para The Guardian.
Después de que Estados Unidos financiara a las guerrillas islámicas de la región en la década de los 70 y los 80 para que hicieran frente a la URSS, el comercio ilegal de heroína ha sido una de las formas de financiación de los grupos talibanes. A pesar de servirse de su rentabilidad comercial, los talibanes se habían pronunciado contra los cultivos anteriormente. Las noticias de un posible nuevo decreto de prohibición ha provocado en las últimas semanas un aumento sustancial de los precios. Los campesinos, que no disponen de ningún otro cultivo rentable para subsistir, temen ahora que la prohibición se aplique en la práctica.