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Agravantes en casos de cultivo o posesión

¿Cuándo se aplica la agravante de extrema gravedad en los casos de cultivo o posesión de cannabis?
Anónimo

Esta pregunta nos viene perfecto para acabar de desarrollar lo expuesto en la anterior. Cuando las cantidades son muy elevadas, el Código penal prevé que la pena sea aún mayor. En concreto, el artículo 370.3 establece que se aplicará la pena superior en uno o dos grados cuando las conductas sean de extrema gravedad, circunstancia que se produce cuando la cantidad sea muy elevada o concurran otras circunstancias, como utilizar buques, aeronaves, empresas de comercio internacional, etc. En el caso de la cantidad, como este artículo no determina en concreto esta cantidad especialmente elevada, el Tribunal Supremo, en su Acuerdo de 25 de noviembre de 2008, estableció la regla de multiplicar por mil la cantidad fijada para la notoria importancia. De modo que, para el caso del hachís, serían 2.500 kg, y para el caso de la marihuana, 10.000 kg.

En los casos de procesarse a una persona o grupo de personas con intervención de estas cantidades, las penas podrían ir hasta los seis años y nueve meses en caso de aplicar la agravante en un grado, y hasta los nueve años de prisión en caso de aplicarla en dos grados. Esta determinación de uno o dos grados depende a su vez de que se supere en poco o mucho esta cantidad considerada de extrema gravedad. Pero todos estos volúmenes ya son cosas de organizaciones del narcotráfico potentes, a las que se les suele aplicar otras circunstancias agravadas, como la organización criminal, el blanqueo de capitales, la utilización de buques o aeronaves, etc., donde las penas se van muy muy arriba, pero que en pocas ocasiones se aplican a las personas que efectivamente están dirigiendo la función en la sombra.

Muchas veces se piensa que el derecho penal es más eficaz cuanto más graves son las penas, pero esto no está demostrado. Lo más eficaz sería permitir el cultivo individual y colectivo, autogestionado, y todas estas organizaciones se quedarían sin clientes finales. Mientras tanto, policías, jueces, fiscales y abogados estamos entretenidos, y los guionistas de series alarmistas, más que nadie.

Gabriel Miró

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