Es uno de los crímenes más brutales en la historia del crimen organizado en México. Las víctimas eran mormones, de nacionalidad mexicano-estadounidense, que viajaban en tres camionetas para asistir a una celebración familiar. Hacia la una de la tarde los interceptó un grupo de sicarios. Cuatro menores sobrevivieron al ataque; a uno de ellos, de ocho meses, le encontraron en la sillita del coche...