He aquí la historia de las benzodiacepinas: una crónica en la que la diosa Fortuna sonrió a un científico y el mundo de la farmacología cambió para siempre jamás, justo cuando más necesario era. Se abrió así un nuevo capítulo en la historia de los sedantes, que ha traído avances en la medicina y la neurociencia. Un capítulo que se podría cerrar en cualquier momento.