Deduzco que preguntas sobre lo que se conoce comúnmente como nuevas sustancias psicoactivas, es decir, drogas no institucionalizadas que aparecen y desaparecen, de las que tenemos no mucha información y que tampoco sabemos si están penalizadas o no. Sin embargo, muchos entendidos y organismos, como el propio Plan Nacional Sobre Drogas, prefieren hablar de drogas emergentes, porque en realidad muchas de estas sustancias no son nuevas. Algunas sí lo son, pero algunas otras son sustancias ya conocidas que de pronto aparecen frecuentemente en el mercado o se utilizan en formas o contextos distintos. 

Una característica importante es que en su mayoría no están fiscalizadas penalmente, justo porque o bien son de nueva síntesis o bien no se consumían apenas. Al quedar en el limbo legal, se comercializan durante un tiempo, hasta que son detectadas, analizadas e incluidas en las listas de los convenios internacionales, y a partir de ahí, ya pueden ser objeto de persecución penal. Así ocurrió con el GHB o la ketamina, por ejemplo. Si bien alguna de estas sustancias pueden no ser problemáticas, algunas sí pueden serlo, sobre todo cuando el consumidor no conoce bien los efectos que pueden tener, la mejor manera de usarla, la frecuencia, con qué otras sustancias no combinarla o sí hacerlo. Por ello son muy importantes los servicios de análisis de sustancias que hacen entidades con Energy Control en espacios de fiesta, como en discotecas o festivales de música. En la web de esta entidad se puede encontrar información actualizada sobre las sustancias que van apareciendo.

Cerrando esta pregunta, cuando finalmente estas sustancias son detectadas y pasan a ser perseguidas, en su inmensa mayoría se clasifican como sustancias que causan grave daño a la salud, por lo que su pena por tráfico va de tres a seis años, y, de ahí para arriba, si hay agravantes.