Sí, por supuesto. Y esta es una problemática muy habitual con los abogados de oficio, no por dejadez, sino porque, en general, el cliente de oficio no suele ocuparse mucho de sus asuntos, sobre todo en el ámbito penal, y ello conlleva que se construya una dinámica de escaso o nulo contacto, y a veces, de pérdida del deber de atender al cliente de oficio de igual manera que a un cliente privado.

El Estatuto General de la Abogacía y el Código Deontológico de la Abogacía imponen al abogado la obligación inexcusable de mantener en todo momento informado al cliente de la evolución del expediente, debiéndole comunicar todas las novedades e incidencias que se produzcan, ofreciéndole la posibilidad de que dé su opinión en todo lo relativo a las decisiones e intervenciones que deba asumir el abogado. Asimismo, el abogado queda obligado a dar copia de todos los escritos que haga y se presenten o reciban, de las resoluciones judiciales y de las grabaciones que se produzcan en el procedimiento. Y esto es muy importante y casi nunca se hace.

Ejercer este derecho, pedirle al abogado copia de todo, hace que este deba esmerarse más en su trabajo, y esto solo puede beneficiar al cliente. Y si el abogado no cumple con esta obligación, se le puede poner queja a través de su colegio de abogados, y si es de oficio, ante la Comisión de Asistencia Jurídica. Por supuesto, cualquier incidencia se puede comunicar al juzgado donde se tramite el expediente, y el juzgado lo remitirá al colegio de abogados. En tu caso, por lo tanto, deberías llamarle o enviarle un correo advirtiendo que quieres una reunión con él, que quieres que te explique la situación del caso y que quieres copia de todo, y le adviertes que si no lo hace, formularás queja ante el colegio de abogados; seguramente, con la advertencia bastará. A menudo hay que hacer caso del refrán: el que no llora, no mama.