Es cierto que si una persona está dada de alta en la Seguridad Social por una empresa o asociación difícilmente va a poder negar que es trabajador de esa entidad. Pero lo importante aquí no es si se aparece o no en el registro público, sino si te identifican en el momento de la entrada y registro en la asociación como trabajador de la misma. La práctica judicial nos enseña que en los casos de intervención en una asociación se imputa la comisión delictiva a los miembros de la junta directiva y a los trabajadores que identifican en ese momento. No se imputa en ningún caso a los socios que se limitan a estar consumiendo en el local. Respecto de los trabajadores, personalmente no conozco ningún caso en el que se haya oficiado a la Seguridad Social para que se remita al juzgado la relación de los trabajadores activos y no activos de la asociación, y que se les haya imputado un delito. Esto no ocurre. Solo se procesa a los trabajadores que identifican en el momento de la intervención, estén o no dados de alta en la Seguridad Social. Por lo tanto, lo que decíamos en el “Consultorio” de enero es que hay que hacer lo posible por pasar desapercibido. Hay que salir de la barra, del dispensario, de donde sea que parezca que estás trabajando u organizando cosas de la asociación y mimetizarte con el resto de socios. Y también es necesario hablar a fondo con los socios para que en el caso de ser preguntados no se les ocurra ponerse a decir quiénes son los que trabajan en la asociación. Este es otro de los aspectos que hay que trabajar a fondo con los socios. Nunca identificar a un trabajador en caso de intervención, solo a los miembros de la junta directiva, que a ellos sí o sí los van a investigar. Por supuesto, cuantas menos personas sean procesadas mucho mejor.