La técnica que buscas es el forzado de la floración, y no tiene ninguna dificultad: basta con alargar el periodo de oscuridad que tienen las plantas para que crean que el verano está más adelantado y ya les toca florecer. La forma más sencilla de hacerlo es mover las plantas a un lugar oscuro cada día durante doce horas. Yo lo he hecho algún año. Cada tarde, a eso de las siete o las ocho, trasladas las plantas a una habitación que se pueda oscurecer completamente, y las dejas allí hasta las siete o las ocho de la mañana, cuando las vuelves a sacar fuera, al sol. La clave del éxito es que las horas de oscuridad sean ininterrumpidas y más de doce. 

Si quieres acelerar la floración y cosechar aún más pronto, puedes alargar aún más las noches para que duren trece o catorce horas; esto recorta alrededor de una semana la duración de la fase de floración. 

Si lo empezamos a hacer el uno de julio, florecerán durante julio y agosto y estarán listas para la cosecha entre finales de agosto y mediados de septiembre, antes de que lleguen las peores lluvias. Es muy importante que las plantas tengan un fotoperiodo más o menos igual todos los días, porque si hay muchas variaciones se estresan y no van bien.