La botritis es un hongo agresivo y difícil de eliminar. En primer lugar hay que escoger variedades más o menos resistentes y, a ser posible, que no tengan cogollos excesivamente densos, ya que en ellos se acumula la humedad y resulta casi imposible eliminar los hongos una vez aparecen. Los tratamientos preventivos son fundamentales para evitar la aparición del hongo, y se pueden realizar con decocción de cola de caballo, propóleo, jabón potásico o azufre. Su efectividad ha sido comprobada pero no evitarán completamente la aparición de la botritis si la variedad cultivada es poco resistente a este hongo o si las condiciones climáticas y de cultivo favorecen su crecimiento. Los cultivadores de zonas lluviosas, donde la presencia de botritis es común cada año, suelen aplicar tratamientos preventivos, pero cuando una planta resulta infectada la cosechan al momento, para poder aprovechar lo que esté sano antes de que se infecte también. En muchos cultivos, la aparición de botritis está ligada al menos al principio a las orugas devoradoras de cogollos. Esta plaga se come los cogollos desde el interior y deja restos de materia vegetal masticada, que se enmohece con mucha facilidad. La botritis empieza en esos puntos y de allí se extiende al resto del cogollo. Combate las orugas fumigando Bacillus thuringiensis (BT) cada dos semanas desde que las plantas son pequeñas.