La piel del plátano abunda. Teniendo en cuenta que cada año se producen cerca de 150 millones de toneladas de plátanos y que alrededor del 20% del peso corresponde a la piel, podemos calcular en cerca de 30 millones de toneladas la cantidad de pieles de plátano. En algunos países productores se emplean las pieles de plátano para alimentar a animales como vacas, cabras, cerdos, conejos, pollos o peces, gracias a su alto contenido en carbohidratos (que supera el 50%), potasio, magnesio, calcio, sodio y hierro. Este contenido mineral hace que las cáscaras de plátano también puedan ser utilizadas como fertilizante, pero hay que tener en cuenta varios factores. El más importante es que no se encuentran presentes todos los minerales necesarios para un buen crecimiento del cannabis; de hecho, falta nitrógeno, que es el principal alimento durante la fase de crecimiento. Además, las pieles de plátano no se deben usar echándolas directamente sobre la tierra, ya que podrían fermentar y atraer hongos y bacterias perjudiciales para el sustrato. Es mucho mejor dejarlas en agua durante unos días y luego emplear el líquido para regar las plantas. Otro buen sistema es secar las pieles en el horno y después triturarlas. El polvo resultante sí puede esparcirse sobre la tierra en pequeñas cantidades, que irán liberando los nutrientes poco a poco. Una última opción, probablemente la mejor, es añadir las pieles al montón de compost. Contribuirán a enriquecer el compost y, gracias al resto de los ingredientes, formarán parte de un fertilizante completo y equilibrado.