¿Conservación a largo plazo?
Los elementos que afectan al cannabis y contribuyen a que vaya perdiendo potencia con el tiempo son el calor, la luz y el oxígeno. En la medida en que reduzcas al mínimo la incidencia de estos elementos sobre tus cogollos mantendrán sus características intactas a lo largo del tiempo. Los botes de cristal herméticos son una buena solución para aislar los cogollos del aire, pero las bolsas de envasar al vacío también dan muy buen resultado y pesan y abultan mucho menos. Siempre hay que guardar los paquetes o los botes en un lugar oscuro para evitar la incidencia de la luz. Por último y más importante, la mejor forma de reducir al máximo la pérdida de propiedades psicoactivas del cannabis es conservar los cogollos sin aire, a oscuras y, sobre todo, en frío. Hay quien usa la nevera pero yo prefiero el congelador.
Haz varios paquetes de cogollos envasados al vacío y guárdalos en el fondo del congelador. Cada vez que necesites hierba sacas uno de los paquetes, lo dejas en la nevera un día o dos para que se descongele lentamente y luego lo abres, lo traspasas a un bote de cristal con cierre hermético y lo vas consumiendo poco a poco. Es mejor no volver a congelar la hierba una vez descongelada, por eso te recomiendo que la repartas en varios paquetes que puedas ir sacando de uno en uno conforme los necesites. En mi opinión, esta es la mejor manera de que los cogollos siempre parezcan recién cosechados. Si se conservan a temperatura ambiente, aunque sea en recipientes herméticos y sin luz, el color de los cogollos va cambiando, poco a poco cogen un tono más amarillento y el aroma y el sabor también varían. En cambio, en el congelador, el proceso de envejecimiento se detiene prácticamente por completo y los cogollos pueden durar varios años en perfecto estado.