El cannabis es una planta bastante resistente a la sequía siempre que tenga un buen sistema de raíces que le permita captar la poca humedad que haya en el terreno y que se reduzca en la medida de lo posible la pérdida de agua del terreno por evaporación. Cultiva plantas pequeñas; las grandes matas consumen mucha agua, mientras que las pequeñas la aprovechan mejor. Acostúmbralas a riegos pequeños para potenciar el desarrollo del sistema de raíces, y utiliza poco abono de crecimiento. El exceso de nitrógeno genera plantas muy grandes pero débiles. Lleva agua cada semana pero no la utilices si ha llovido y las plantas no la necesitan. Es mejor que la guardes para más adelante, cuando en pleno verano no seas capaz de llevar tanta agua como las plantas necesitarían. Si se acostumbra a las plantas a vivir con poca agua desde el primer momento, las plantas no se estiran mucho y dedican muchas energías a desarrollar raíces grandes y fuertes que puedan captar agua de las capas profundas del terreno.

Para reducir la cantidad de agua que se pierde por evaporación hay que cubrir la tierra con una capa de mulch que evite la incidencia directa de los rayos de sol en el suelo. Usa paja, compost, cartón o, incluso, plástico, pero pon una capa gruesa de material de al menos un metro de diámetro alrededor del tallo. El objetivo es crear plantas pequeñas y resistentes de 50-70 centímetros llenas de cogollos, y no grandes monstruos que se beben litros y litros cada día. Durante los primeros meses, puede ser suficiente con un riego cada dos semanas y se va aumentando la frecuencia hasta llegar a un riego semanal en los meses más calurosos.

En las tiendas de cultivo se pueden encontrar polímeros en polvo, un aditivo para las tierras de cultivo que sirve para aumentar la capacidad de retención de agua del terreno. Estos polímeros superabsorbentes son macromoléculas capaces de absorber hasta 500 veces su peso en agua. Mezclando estos polímeros con el sustrato en el que crecen las plantas se logra que el agua que recibe el terreno, venga de la lluvia o del riego, se quede en él y no se pierda filtrándose hacia capas más profundas del terreno o evaporándose por efecto del calor y el sol. Los polímeros liberan el agua atrapada poco a poco, el nivel de humedad se mantiene constante y las plantas la absorben conforme la necesitan.