La altura a la que situar las lámparas depende principalmente de la temperatura. En principio, cuanto más cerca de la bombilla estén las plantas mayor cantidad de luz reciben. La intensidad de la luz disminuye muy rápidamente conforme se aleja la bombilla. Al doble de distancia llega solo la cuarta parte de luz. El límite que marca la distancia mínima es que las puntas de las plantas no alcancen una temperatura excesiva. En una situación ideal, para lograr los mejores resultados, la temperatura en las puntas no debe superar los 24 o 25 ºC.

En tu carta no especificas qué tipo de focos de cultivo estás utilizando y este es un dato importante, pues no todas las lámparas producen la misma cantidad de calor. Las lámparas de diodos (ledes) y los fluorescentes compactos desprenden poco calor y, a menudo, pueden situarse a solo diez o veinte centímetros de las plantas. Las lámparas APS (alta presión de sodio) y HM (halogenuros metalizados) son más calientes y requieren algo más de distancia, entre 20 y 40 cm.

Un ventilador que sople directamente hacia el espacio que queda entre las plantas y la bombilla reducirá notablemente la temperatura y permitirá acercarlas más a la lámpara. Los reflectores refrigerados por aire como los cool-tube y similares extraen la mayor parte del calor generado por las bombillas antes de que se reparta por el cuarto de cultivo y facilitan acercar más las lámparas.