Esquejes
Los esquejes se deben cortar mientras la planta está en crecimiento, antes de que comience a florecer. Aunque es posible enraizar esquejes de plantas en floración, resulta más difícil y el porcentaje de éxito es menor. Escoge una rama sana y corta la punta para convertirla en esqueje. El esqueje debe medir unos quince centímetros y tener varios nudos, al menos dos, y varias hojas. Realiza el corte un par de centímetros por debajo de un nudo y corta todas las hojas que salen de él, ya que ese es el nudo que irá bajo tierra y del que saldrán las raíces. Desde que cortes los esquejes hasta que los plantes en los jiffys, conviene mantenerlos en un vaso con agua para que no se deshidraten y para evitar que pueda entrar aire en el interior del tallo, lo que podría resultan fatal para el esqueje.
Hidrata los jiffys regándolos bien y espera hasta que hayan absorbido toda el agua que puedan. Luego escúrrelos un poco apretándolos ligeramente para que no estén chorreando. Normalmente, también es recomendable usar un palito para hacer previamente el agujero en el jiffy y no tener que hacerlo con el esqueje. Ha llegado el momento de plantar los esquejes, coge uno, sumerge la parte inferior del tallo, nudo incluido, en gel enraizante tipo Clonex, y mételo con cuidado en el agujero del jiffy. A continuación presiona ligeramente el jiffy para que el sustrato haga contacto con el tallo del esqueje.
Fumiga los esquejes con agua y colócalos dentro de un miniinvernadero con los agujeros de ventilación cerrados. Sitúa la bandeja bajo una luz suave, normalmente es suficiente con un fluorescente. Una lámpara de 600 W da demasiada luz y los esquejes sufrirán estrés y morirán sin poder enraizar. Si no tienes otra cosa usa una bombilla de bajo consumo normal para iluminarlos. Es importante que el fotoperiodo sea largo, puedes encender la bombilla 18 h al día o, directamente, dejarla encendida todo el tiempo. Es esencial que los esquejes tengan buena temperatura para poder enraizar rápido. Lo ideal es entre 25 y 28 ºC, pero también pueden enraizar, aunque algo más lentamente, si la temperatura es superior a 20 ºC. Cada día hay que abrir el invernadero un minuto para que se airee y, si es necesario, fumigar agua sobre los esquejes. Yo mantengo los respiraderos del invernadero completamente cerrados los primeros tres días y, a partir del cuarto, los abro un poco más cada día, pero muy lentamente. De ese modo, cuando acaban enraizando ya están acostumbrados a una cierta ventilación y no se vienen abajo cuando los saco del invernadero y los trasplanto a las macetas definitivas.
Con buena temperatura, y una luz suficiente pero no excesiva, una variedad vigorosa llega a enraizar en una semana, aunque muchas pueden necesitar diez días o dos semanas. Si hace más frío, hay poca luz o el fotoperiodo no es correcto, el enraizamiento se puede alargar mucho, hasta tres o cuatro semanas. El problema es que cuando tarda tanto las plantas se debilitan y muchas se mueren antes de llegar a enraizar.
Los primeros días tras el trasplante de los esquejes enraizados a las macetas es necesario cuidarlos mucho, mantenerlos alejados de las lámparas y en un ambiente con la humedad relativamente elevada para que no se deshidraten. Lo ideal es que tengan un 70-80% de humedad.
No es necesario abonar los esquejes mientras están enraizando ni durante las dos primeras semanas tras ser trasplantados a macetas, pues el sustrato siempre lleva cierta cantidad de nutrientes. Pasado este tiempo empieza a fertilizar con el riego pero en dosis bajas; recuerda que las plantas pequeñas comen poco. No abuses del riego, la tierra debe pasar por periodos relativamente secos para que el esqueje pueda desarrollar un buen sistema de raíces.