La prevención de plagas en el cultivo de cannabis es fundamental para obtener una cosecha saludable y de calidad. Aunque el cannabis es una planta resistente y en su mayoría no sufre de plagas graves, se pueden presentar ocasionalmente y convertirse en un problema serio si no se controlan adecuadamente.

La mejor manera de prevenir las plagas es a través de una buena selección de variedades vigorosas y resistentes, y emplear técnicas de cultivo que favorezcan la salud vegetal. Es importante no introducir plantas de otros jardines sin asegurarse de que estén libres de plagas. También es recomendable eliminar las hojas y ramas enfermas o infectadas lo antes posible, separar las plantas enfermas de las sanas, mantener el jardín limpio de restos vegetales y hojas secas, y sembrar las plantas lo suficientemente separadas como para permitir una buena circulación de aire.

En caso de que aparezca una plaga, es importante actuar de manera temprana para facilitar el éxito. Como el destino del cannabis suele ser el consumo, no es recomendable fumigar las plantas con insecticidas tóxicos, especialmente si falta poco para la cosecha. Si se utilizan insecticidas, se deben aplicar en la fase de crecimiento y evitar utilizarlos una vez que empiezan a florecer y aparecen los cogollos.

Los insecticidas ecológicos son una buena opción por su baja toxicidad. Entre los insecticidas ecológicos más populares se encuentran el aceite de nim, el jabón potásico, los extractos de piretrinas o productos específicos que combinan estos productos con aceites esenciales como el de canela. El aceite de nim es uno de los insecticidas más utilizados por los cultivadores cannábicos, ya que es repelente, insecticida por contacto e insecticida sistémico. Además, no es tóxico para las personas y es más eficaz si se fumiga de forma preventiva cada dos semanas desde que las plantas son jóvenes y antes de que aparezcan los primeros bichos.

Si se desea preparar un insecticida y repelente de plagas ecológico, no tóxico y elaborado con productos domésticos muy habituales, se puede seguir la siguiente receta: se mezclan seis dientes de ajo, una cucharada de pimienta negra en polvo, seis guindillas de cayena y una cebolla pequeña con dos o tres litros de agua. También se puede añadir una cucharada de canela en polvo, una cucharada de aceite de nim o un par de cigarrillos. Se tritura todo con la batidora y se deja reposar durante veinticuatro horas. Pasado este tiempo, se filtra bien, se disuelve en otros dos litros de agua y se pulveriza sobre las plantas.

Es importante tener en cuenta que la receta es casera y la potencia de los ingredientes puede variar, por lo que es recomendable pulverizar primero una sola planta para ver si aguanta bien el insecticida. Si al día siguiente la planta está bien, se puede aplicar sobre el resto. También se debe tener precaución si se fumiga cerca de la cosecha y hacer una última fumigación con agua destilada para lavar los restos que queden sobre la planta que puedan dar mal sabor a los cogollos.