El guano es la acumulación masiva de excrementos de aves marinas, murciélagos o focas en ambientes áridos o de escasa humedad. El nombre viene de la palabra wánu, que en quechua significa ‘abono’. Es un fertilizante rico en nitrógeno, fósforo y potasio, que fue muy utilizado durante el siglo xix, cuando no había abonos de síntesis química. Hoy en día ya no se utiliza en la agricultura convencional pero sigue siendo muy apreciado por los agricultores ecológicos. Es un fertilizante muy rico en nutrientes, por lo que debe usarse con precaución para no sobreabonar las plantas ni quemar las raíces. Normalmente se recolecta de lugares donde hay colonias de aves marinas desde hace siglos y donde la acumulación de guano puede tener varios metros de profundidad y suele tener décadas de antigüedad, al menos. Si lo que recoges son excrementos recién depositados, mi consejo es que los guardes en un saco y los dejes reposar al menos dos o tres meses antes de utilizarlos, a ser posible en un ambiente seco. Los excrementos de ave pueden ser muy fuertes cuando son frescos y el riesgo de dañar las raíces es elevado. Una vez seco y maduro, conviértelo en polvo (colócate una mascarilla para no inhalarlo) y usa siempre cantidades moderadas espolvoreadas sobre el terreno o mezcladas con el sustrato antes de llenar las macetas con él.