Te voy a explicar una técnica que quizás pueda ayudarte a mejorar el sabor de tus cogollos. La aprendí de un amigo argentino que me explicó, ya hace muchos años, que en su juventud el cannabis al que podía acceder era algo que llamaban faso, una especie de ladrillo de cannabis prensado con hojas, tallos y semillas. Los traficantes lo prensaban cuando ni siquiera estaba bien seco y, además, era frecuente que intentaran disimular el olor con sustancias muy chungas como gasolina para que los perros de la policía no detectaran los cargamentos ocultos en los coches y camiones que lo transportaban desde las zonas donde se producía. Mi amigo contaba que el sabor del faso era bastante malo y el colocón a menudo le daba dolor de cabeza. Para mejorarlo un poco lo que hacían él y sus amigos era deshacer con cuidado el ladrillo intentando romper la hierba lo menos posible y luego la metían en un cubo con agua fría, donde la dejaban un rato corto (entre 10 y 30 min) para que las sustancias impregnadas en el cannabis se disolvieran. Luego filtraban la mezcla con un colador para separar el agua sucia (que solía coger un color marrón asqueroso) de la hierba, y ponían esta a secar rápidamente para que no se pudriese. Mi amigo aseguraba que el sabor mejoraba mucho, el efecto era más limpio y no se perdía potencia. La resina del cannabis no es soluble en agua, por lo que este proceso no hace que el cogollo sea menos psicoactivo. En cambio, el exceso de clorofila y restos de abonos sí que se eliminan con el agua y, si hay pequeños cadáveres de arañas rojas y trozos de telas, probablemente queden en el agua. Si lo pruebas asegúrate de que usas agua fría para que la resina no se ponga blanda, pero tampoco emplees agua con hielo, ya que si el frío es excesivo las glándulas de resina se vuelven quebradizas y se caen del cogollo con más facilidad. Tras el remojo, filtra para separar el agua y coloca los cogollos extendidos en un lugar ventilado y con poca humedad ambiental para acelerar al máximo el secado y evitar que puedan fermentar. Mi consejo es que hagas la prueba con unos pocos cogollos primero y, si el resultado es bueno, haces el resto. No te arriesgues a mojar toda la cosecha sin saber primero si va a quedar bien.