Los hippies nacieron en Estados Unidos a mediados de la década de 1960 como un movimiento juvenil, contracultural y contestatario, que se acabó extendiendo por medio mundo. Protestaban contra la guerra, contra el imperialismo, contra los valores conservadores, etc. Los hippies vivían a menudo en comunidad, abrazaron la revolución sexual y el amor libre y usaron drogas, principalmente marihuana, LSD y otros alucinógenos como hongos psilocibes y peyote. El uso de estas drogas era recreativo pero también espiritual.

Algunas de las características de los hippies, como el uso de marihuana, ya estaban presenten en la generación beat, un movimiento underground de los años cincuenta. Pero los hippies la popularizaron aún más y la hicieron más visible. La filosofía y estética hippies han influido poderosamente en la cultura occidental; muchos de los elementos apreciados por los hippies como la espiritualidad oriental, los gurús, el vegetarianismo, la meditación y el yoga son hoy en día muy populares, y la marihuana no es una excepción.

Otro motivo por el que los hippies se asocian al cannabis es porque han contribuido mucho a su difusión. A menudo viajaban por el mundo, eran jóvenes en busca de aventuras y diversión, y visitaron muchos de los países tradicionalmente productores de cannabis, como México, Colombia, India, Tailandia, Vietnam, Nepal, Afganistán, Pakistán, Líbano, etc. En estos países compraban cannabis y con frecuencia se llevaban semillas de vuelta a Estados Unidos. Estas semillas formaron la piscina genética que usaron los primeros criadores de cannabis estadounidenses en los años setenta para crear las primeras y míticas variedades como Skunk, Northern Lights y Haze.