Insecticida con cero toxicidad
La respuesta a tu pregunta es sí; hay tres productos que sirven como insecticida el uno y fungicida los otros dos y que no dejan ningún residuo en las plantas: el agua, el agua oxigenada y el agua ozonizada. El agua (H2O) es un gran insecticida si se sabe utilizar, pero tiene una efectividad limitada. Cuando aparece una plaga se puede eliminar a gran parte de los bichos simplemente duchando la planta con un chorro de agua a presión. No es un sistema perfecto que acabe con todos los individuos, pero puede reducir la población a niveles razonables. Lógicamente, si los cogollos ya tienen resina, el agua puede provocar que se pierdan una parte de las glándulas de resina, por lo que el cultivador debe evaluar qué es peor: si dejar la plaga crecer o perder un poco de resina. Otra buena opción es usar una máquina de limpieza con vapor de agua (una vaporeta, para que nos entendamos), ya que las plagas aguantan peor el calor que las plantas. Hay que ser cuidadoso para dirigir el vapor hacia las plagas el tiempo suficiente para matarlas pero no tanto que dañe las plantas. Después de su aplicación, el agua se evapora y no deja ningún residuo en las plantas, el único cuidado que hay que tener es intentar que las plantas se sequen lo más rápidamente posible para reducir el riesgo de aparición de hongos.
El agua oxigenada (H2O2) también es un pesticida que no deja residuo, concretamente un fungicida por contacto especialmente útil para combatir el oídio. El agua oxigenada de la farmacia tiene una concentración del 3% y se debe diluir en agua normal para no quemar las plantas (una parte de agua oxigenada por cinco partes de agua). Es importante fumigar a fondo la planta, pues el agua oxigenada solo funciona por contacto, es decir, solo mata el hongo si lo toca. Actúa liberando el oxígeno extra que contiene y oxidando con él al hongo. El residuo que queda es simplemente agua que, una vez evaporada, desaparece completamente, por lo que se puede usar hasta el último día de la floración e, incluso, tras la cosecha. Si las plantas tienen oídio, tras cosecharlas y antes de meterlas en el secadero, podemos sumergirlas durante unos minutos en un baño de agua con agua oxigenada para matar el hongo. Luego sacudiremos bien el cogollo para que pierda la mayor cantidad posible de agua y lo pondremos a secar en un lugar muy seco y ventilado que evapore el agua con rapidez.
El ozono (O3) es un gas inestable con una gran capacidad de oxidación y que se puede disolver en el agua. Existen a la venta y por poco precio generadores de ozono que tienen un pequeño tubo por el que sale el gas y que, si se introduce en un recipiente con agua, la ozonizan. El agua ozonizada debe emplearse inmediatamente después de hacerse, pues el ozono se degrada con gran rapidez. Lo mejor es ozonizar el agua durante cinco minutos por cada litro y usarla enseguida pulverizándola con una botella de presión. Al pulverizar el agua ozonizada sobre las plantas mata por contacto los hongos que toca; es especialmente útil contra el oídio, ya que crece en la superficie de las hojas. No va tan bien contra la botritis, pues al crecer dentro de los cogollos no resulta fácil lograr que el agua ozonizada haga contacto con el hongo. La pulverización semanal de agua ozonizada sobre la plantación previene la aparición de oídio y botritis, pues también acaba con todas las esporas que toca. Además, cuando finalmente aparece, ayuda a mantenerlo bajo control, aunque entonces hay que pulverizar con mayor frecuencia, dos o tres veces por semana. El ozono solo mata por contacto, así que debe mojarse toda la planta para que sea realmente efectivo. No deja ningún resto ni tiene plazo de seguridad, por lo que se puede pulverizar hasta el último día. Aplicado sobre las plantas, no solo elimina hongos y esporas, también limpia las hojas de restos de polvo, melazas de insectos, residuos de insecticidas o fungicidas.