La abuela y sus remedios

Mi abuela fue muy hippy y estuvo viviendo durante años en una especie de casa okupa que había en un pueblo cerca de Madrid. El otro día le conté que iba a poner un par de plantas y me explicó que ella le ponía una especie de té que hacían con ortigas, que olía muy mal pero que se ponían guapísimas. No me supo dar más detalles. ¿Hago un té con unas hojas de ortiga y ya está? A ver si puedes ayudarme. Gracias.
¡Tu abuela sí que sabe! El purín de ortigas es una maravilla completamente orgánica que sirve para fertilizar las plantas y estimular su desarrollo, además, tiene propiedades insecticidas y fungicidas. Contiene una cantidad importante de nitrógeno, fósforo, calcio, azufre, hierro, silicio y microelementos, así como fitohormonas y vitaminas.
Hacerlo es muy sencillo: basta con llenar un recipiente de plástico, madera o vidrio (mejor evitar los recipientes de metal, salvo el acero inoxidable) con ortigas frescas y agua y dejarlo fermentar de dos a tres semanas. A ser posible, usa agua sin cloro, de pozo, de lluvia, de filtro de osmosis. Si solo tienes agua del grifo, déjala reposar dos días en un cubo abierto antes de utilizarla para que el cloro se evapore. Mete alrededor de 1 kg de ortigas frescas en 10 l de agua (o medio kilo en medio litro si quieres hacer una cantidad menor). Si puedes, coloca el recipiente al sol y déjalo fermentar. Cada dos o tres días hay que revolverlo un poco. En unos días empezará a fermentar y olerá mal, pero no te preocupes. Tápalo como puedas para que no atraiga a los bichos pero no herméticamente, ya que tiene que ir liberando gases y respirando. Verás que van apareciendo burbujas, son los gases (principalmente, dióxido de carbono) que liberan las bacterias de la fermentación.
A las dos semanas de fermentación el purín está listo para usar como fertilizante. Como abono, diluye 100 ml de purín de ortigas en 1 l de agua. Esta mezcla se puede usar para regar las plantas o fumigarlas como abono foliar. A las tres semanas o menos, la fermentación se termina, las burbujas desaparecen y las ortigas se hunden. Con la fermentación completa, el purín aumenta su capacidad revitalizadora del suelo, pero tiene una cantidad de nutrientes algo menor.
Si quieres usarlo como insecticida o fungicida, disuelve 100 ml en 1,5 l de agua. Fumiga las plantas con la mezcla. No esperes grandes resultados inmediatos; más que matar a los bichos, el purín de ortigas estimula el vigor de la planta y su sistema inmunitario, aunque su contenido en ácido fórmico le da ciertas propiedades repelentes, fungicidas y acaricidas.
Acabada la fermentación, filtra bien el líquido para eliminar los restos sólidos y guarda el purín en un lugar oscuro y más o menos fresco. Hay que tener en cuenta que podría fermentar algo más y generar algunos gases, por lo que conviene dejar la tapa un poco abierta para que puedan ir saliendo. Puede conservarse varios meses en buen estado.