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La primera autofloreciente

Mi consulta es sobre las variedades autoflorecientes, en concreto, sobre cómo empezaron, quién hizo la primera y cómo consiguió que las plantas floreciesen con cualquier fotoperiodo. 

Gonzalo

Las variedades de cannabis autoflorecientes o automáticas contienen genes de Cannabis rudelaris, una especie de cannabis que crece de forma silvestre en Europa del Este, Rusia, China y otras áreas de Asia central y del norte. La rudelaris silvestre es conocida por ser rica en CBD y baja en THC, por lo que no tiene efectos psicoactivos y no se cultiva como droga. Su capacidad de florecer automáticamente es un rasgo muy interesante que se reconoció hace mucho tiempo. Robert C. Clarke mencionó en su libro Marijuana Botany ya en 1981 que la rudelaris podría ser útil para criar variedades de maduración rápida en climas templados con fines comerciales. 

Hace más de treinta años, el banco de semillas Sensi Seeds, uno de los pioneros en Holanda, lanzó al mercado los primeros híbridos psicoactivos de rudelaris en forma de dos variedades: rudelaris índica y rudelaris skunk. Durante mucho tiempo estos fueron los únicos cruces existentes a la venta. La rudelaris índica produce plantas pequeñas en su mayoría, autoflorecientes y con un nivel de psicoactividad relativamente bajo. En cambio, la rudelaris skunk es más potente, pero solo la mitad de las plantas son autoflorecientes, mientras que la otra mitad florece en septiembre u octubre. Estas variedades no se volvieron nunca muy populares, pero aún se mantienen en el catálogo de Sensi Seeds para aquellos interesados en probarlas.

Al menos una década después, alrededor del 2005, apareció una nueva variedad del banco de semillas The Joint Doctor llamada Lowryder. Las primeras Lowryder fueron revolucionarias porque eran verdaderamente autoflorecientes y estaban listas en solo nueve semanas, tal y como se afirmaba en el catálogo. Aunque las plantas Lowryder eran pequeñas, poco productivas y no muy potentes, todas florecían automáticamente, sin importar el fotoperiodo. Las plantas tenían un aspecto similar a pequeñas índicas, con una cola principal y algunas ramas secundarias. Su tamaño final variaba, generalmente entre 25 y 50 cm, dependiendo del sistema de cultivo, la temperatura promedio y la cantidad de luz. La producción también podía variar considerablemente, desde 3 o 4 g en una planta cultivada en invierno en una ventana, hasta 30 g o más en condiciones óptimas. En comparación con las variedades no autoflorecientes, Lowryder era poco productiva. 

Sin embargo, las variedades autoflorecientes actuales permiten cosechas mucho más abundantes. Y eso se lo debemos al trabajo de los cientos de criadores de semillas que usaron Lowryder en su cruces posteriores. Las cualidades destacadas de Lowryder no residían en su producción ni en su potencia, sino en su capacidad de autofloración y su rápido ciclo de maduración (alrededor de sesenta días desde la germinación hasta la cosecha). También destacaba por ser una variedad estable y homogénea, en que todas las plantas eran muy parecidas. Estas cualidades la convertían en una planta idónea para utilizar en la producción de nuevos híbridos. 

De hecho, casi todas las variedades autoflorecientes actuales descienden de Lowryder, ya que los criadores de diferentes bancos de semillas utilizaron esta variedad para introducir el gen de autofloración en sus creaciones. Crearon híbridos entre Lowryder y sus genéticas favoritas, los seleccionaron y cruzaron nuevamente hasta lograr que todas las plantas fueran autoflorecientes y estables. Este proceso requiere de múltiples cruces antes de obtener una genética homogénea y estable. 

Además, debido a que las plantas autoflorecientes no se pueden mantener permanentemente en fase vegetativa como las variedades de floración fotodeterminada, no es posible conservar los parentales originales (el macho y la hembra utilizados para crear la variedad) y reproducir el cruce para obtener nuevas semillas. Las variedades autoflorecientes están en constante evolución, en cada generación de semillas se parte de la generación anterior, seleccionando nuevamente machos y hembras y cruzándolos entre sí o con nuevas variedades para agregar nueva psicoactividad y vitalidad. Este sistema tiene la desventaja de que nunca se puede reproducir exactamente la misma variedad, ya que cada generación es ligeramente diferente a la anterior. Por otro lado, la ventaja es que la variedad no se estanca y, si el criador realiza su trabajo correctamente, mejora cada año. 

Profesor Cáñamo

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