Lámpara de intensidad regulable
Las plantas de marihuana no necesitan la misma cantidad de luz durante toda su vida. Cuando nacen necesitan mucha menos que cuando florecen. En los primeros días tras la germinación crecen mucho mejor con luz suave hasta que se han fortalecido un poco. De todos modos, una luz demasiado débil provoca que las plántulas se estiren en exceso hacia la luz y crezcan tallos largos y débiles. Si vemos estos síntomas es que nos estamos quedando cortos y deberemos bajar la lámpara o aumentar la intensidad. Conforme crecen, las plantas cada vez son capaces de aprovechar más luz. En la fase de floración es cuando la marihuana necesita y aprovecha una mayor intensidad lumínica y es cuando habría que usar la mayor potencia posible. Las dos últimas semanas de floración las plantas pueden vivir bien con algo menos de luz, ya que en la naturaleza esta fase ocurre en otoño, cuando la intensidad del sol ya es más reducida.
Al subir o bajar una lámpara disminuye o aumenta, respectivamente, la intensidad de luz que llega a las plantas, lo mismo que si reducimos o subimos su potencia. La diferencia está en que si bajamos la altura de la lámpara también se reduce la superficie iluminada. Los balastros de potencia regulable permiten ajustar la intensidad de luz sin alterar la superficie iluminada.
Una lámpara de 400 W da la misma intensidad de iluminación a 40 cm que una de 600 W a 60 cm, pero la de 600 cubre un área mayor, pues está a mayor distancia. Las plantas jóvenes son más pequeñas, por lo que se pueden situar más cerca las unas de las otras y ocuparán menos espacio. Acercando más la lámpara y regulando una potencia baja se puede lograr la misma intensidad de iluminación pero con menos gasto eléctrico. Lógicamente, conforme las plantas crezcan y deban trasplantarse a macetas más grandes ocuparán más espacio y la lámpara deberá situarse más alta para que las ilumine bien, por lo que será necesario elevar la potencia para que reciban la misma cantidad de lúmenes.
En un cultivo con cuatro semanas de crecimiento y ocho de floración, yo emplearía las distintas potencias de la lámpara de la siguiente manera: 250 W en la primera semana de crecimiento, 400 W en la segunda y tercera semanas, 600 W en la cuarta semana de crecimiento y en las dos primeras de floración, 660 W entre la tercera y la sexta semanas floreciendo y de nuevo 600 W en las dos últimas semanas de floración. Los balastros digitales de potencia regulable tienen una gran utilidad también en los meses de verano, cuando el calor complica el cultivo de interior. Si la temperatura del cuarto de cultivo es demasiado alta, es mejor bajar la potencia de la lámpara y que las plantas reciban menos lúmenes pero estén a la temperatura adecuada que dejarlas pasando calor, ya que la temperatura excesiva impide que puedan aprovechar la alta cantidad de lúmenes disponibles. Muchos cultivadores pueden cultivar con éxito en verano gracias a estos balastros electrónicos regulables.