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Las autoflorecientes en interior

Las autoflorecientes en interior
Oscar Noguera

La pregunta que quiero hacer es sobre el cultivo de plantas autoflorecientes en un armario de interior. Hasta ahora he hecho dos cosechas en interior y siempre he usado variedades feminizadas normales, de las que necesitan un fotoperiodo distinto para crecimiento y para floración. Me gustaría saber si es posible cultivar variedades autoflorecientes en interior y qué ventajas tiene. También qué debo tener en cuenta para que me salga bien. 

Mario

Las variedades automáticas tienen la capacidad de florecer independientemente del fotoperiodo: lo mismo les da que el día dure 18 h que 10, aunque es cierto que su producción aumenta considerablemente cuantas más horas de sol reciben. En la práctica, muchos cultivadores optan por cultivarlas con el fotoperiodo convencional de crecimiento de 18 h de luz y 6 h de oscuridad, aunque algunos prefieren mantener una iluminación constante durante las 24 h del día para maximizar la exposición de las plantas a la luz. Yo pienso que lo mejor es buscar un enfoque intermedio, ya que creo que las plantas se benefician de algunas horas de descanso en la oscuridad. Los fotoperiodos de 20/4 y 22/2 proporcionan un extenso período de luz sin eliminar completamente el período de oscuridad. 

En general, la mayoría de las variedades automáticas crecen bien con entre 10 y 12 l de sustrato, y no es necesario utilizar macetas más grandes, ya que no conseguiremos incrementar la producción. Es mejor aumentar el número de plantas por metro cuadrado. La siembra de las semillas debe hacerse directamente en las macetas definitivas para evitar tener que trasplantar, dado que las plantas autoflorecientes tienen un ciclo de crecimiento muy corto y cualquier interrupción en su desarrollo puede tener un impacto negativo en el rendimiento final. 

Por esta razón, es crucial proporcionarles una alimentación regular y prestar especial atención al nivel de nitrógeno en las primeras semanas de floración, ya que estas plantas tienen un breve período vegetativo de solo tres semanas. Por ello siguen creciendo mucho durante las primeras semanas de floración y, si no mantenemos un aporte constante de nitrógeno, no crecerían lo suficiente. Si se les suministramos un fertilizante convencional para la fase de floración, podrían tener dificultades para obtener la cantidad necesaria de nitrógeno. 

Una de las ventajas más interesantes de las variedades autoflorecientes en el cultivo interior es que no requieren tener espacios separados para las etapas de crecimiento y floración. Todas las plantas pueden compartir el mismo espacio, desde las plántulas recién germinadas hasta las que se encuentran al final de su período de floración. Un eficaz sistema para aprovechar al máximo el espacio y lograr la mayor producción anual en un armario de cultivo pequeño con variedades autoflorecientes implica sembrar las plantas de forma progresiva. De esta manera, en todo momento habrá algunas en proceso de germinación, otras en crecimiento y otras en floración. 

Las plántulas recién germinadas ocupan menos espacio que las plantas en crecimiento, y estas, a su vez, requieren menos espacio que las que están en floración. Esto permite acomodar más plantas por metro cuadrado si tienen diferentes edades en lugar de estar todas en la misma etapa. Las plantas más pequeñas son más compactas y tienen menos ramas, y durante la fase de crecimiento no requieren la misma intensidad de luz que en la fase de floración. Por lo tanto, no es un problema que las plantas más grandes proyecten sombra sobre las más pequeñas. 

Por ejemplo, en un armario de un metro cuadrado es posible colocar veinte macetas de 10 l. Si cultivamos una variedad autofloreciente que madura en diez semanas desde la germinación hasta la cosecha, podremos cosechar dos plantas cada semana y reemplazarlas por dos nuevas plántulas recién germinadas. De esta manera, el trabajo de cosecha y manicura se distribuye a lo largo del año en lugar de tener que realizar una cosecha masiva, y el cultivador tiene dos plantas disponibles para su cuidado cada semana. 

En un sistema de cultivo como este, la habilidad del cultivador radica en distribuir las plantas de forma concéntrica, es decir, ubicar las plantas más pequeñas en el centro, rodeadas por las medianas y las más grandes en el círculo exterior. Esto posibilita que la luz alcance a todas las plantas de manera uniforme y permite acercar más la lámpara, ya que las plantas más pequeñas en el centro son de menor altura. 

Profesor Cáñamo

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