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Los otros fotoperiodos

Los otros fotoperiodos
Oscar Noguera

Te escribo para preguntarte cuáles son las ventajas e inconvenientes de usar fotoperiodos distintos de los dos clásicos: 18/6 en crecimiento y 12/12 en floración. ¿Se logran beneficios especiales?, ¿hay situaciones en las que sea recomendable emplear la iluminación continua en crecimiento?, ¿sirve de algo alargar más la noche en floración? Muchas gracias. 

Tomás

Las plantas en la naturaleza no viven bajo un fotoperiodo estable nunca, ni en crecimiento ni en floración, ya que la duración de los días y las noches varía constantemente. En primavera, cuando las plantas germinan y crecen, cada día el sol sale antes y se pone después, por lo que hay más y más horas de luz y las noches se van acortando. A partir del solsticio de verano (21 de junio), la tendencia se invierte y los días se acortan a la par que las noches se alargan. En el cultivo de interior, en cambio, las plantas viven siempre con fotoperiodos estables. Uno en crecimiento y otro en floración. La realidad es que, en la gran mayoría de las situaciones, los fotoperiodos más útiles para el cultivo en interior son los dos que casi todo el mundo usa: 18/6 en crecimiento y 12/12 en floración. Vamos a ver por qué y cuándo puede ser útil emplear otros fotoperiodos. 

El fotoperiodo de crecimiento 18/6 da muy buen resultado: las plantas reciben muchas horas de luz (más que en cualquier momento del año con el fotoperiodo natural), lo que hace que crezcan con rapidez, pero siguen teniendo 6 h diarias de oscuridad, que les vienen muy bien para no estresarse demasiado. Hay otros fotoperiodos adecuados para el crecimiento. La iluminación continua (24/0) tiene dos ventajas principales: las plantas crecen más rápidamente, pues disponen de mucha más luz (un 33% más respecto al fotoperiodo 18/6), y la temperatura y la humedad del cuarto de cultivo se mantienen estable todo el tiempo (no hay bajada de temperatura ni subida de la humedad por la noche), por lo que puede ser un fotoperiodo útil en zonas muy frías si no tenemos forma de calentar el cuarto cuando las luces están apagadas o si queremos evitar el aumento de la humedad por la noche por el riesgo de aparición de hongos. Por otra parte, el principal inconveniente reside en el hecho de que el gasto eléctrico también aumenta un treinta y tres por ciento. Además, las plantas no disponen de horas de oscuridad en las que descansar y pueden acabar algo estresadas. Es un fotoperiodo que yo solo uso cuando quiero revegetar una planta ya florecida. Encuentro que esa situación, la falta de horas de oscuridad, favorece la revegetación y facilita que la planta vuelva a producir brotes de crecimiento. 

Otros fotoperiodos de crecimiento como 20/4 o 22/2 tienen características intermedias: aumentan algo la cantidad de luz que reciben las plantas, pero mantienen algunas horas de oscuridad. En nuestra opinión, son especialmente útiles en el cultivo de variedades autoflorecientes que tienen fases de crecimiento muy cortas (dos o tres semanas), por lo que les va muy bien que los días sean especialmente largos, ya que aprovechan toda la luz disponible. Los fotoperiodos de crecimiento algo más cortos (16/8) reducen algo la factura de la luz, pero también la velocidad de crecimiento. Se pueden usar con plantas madre para no gastar tanto en electricidad, pero no tienen mucho sentido en una cosecha normal, pues solo lograremos alargar el proceso. 

En lo que respecta a los fotoperiodos de floración, también hay ventajas e inconvenientes en salirse del clásico 12/12. En general, alargar las noches acelera la floración y alargar los días aumenta la producción, pero dentro de un orden. Si usamos 11/13 o 10/14, las noches ligeramente más largas indican a la planta que debe florecer en menos días; normalmente, se puede recortar alrededor de una semana el tiempo de floración, pero a costa de perder algo de producción, pues la cantidad total de horas de luz que recibe la planta en el conjunto de la floración es menor. Esto puede evitarse en parte aumentando la intensidad de la luz para que compense la reducción de horas. Si por algún motivo es esencial que las plantas estén listas para cosechar antes de lo habitual, usaremos estos fotoperiodos de noches algo más largas. 

Alargar las horas de luz en un fotoperiodo de floración es una operación mucho más delicada que puede tener consecuencias negativas inesperadas con algunas variedades. Si estamos cultivando una planta índica, que necesita menos horas seguidas de oscuridad para empezar a florecer, podríamos emplear un fotoperiodo 13/11 o 14/10, pero con variedades sativas o híbridas nos arriesgamos a que las noches no sean lo suficientemente largas para que las plantas empiecen a florecer. En realidad, todo depende de la variedad concreta y, con algo de prueba y error, podríamos averiguar cuál es la duración mínima que deben tener las noches para que nuestra variedad concreta pueda florecer. La única ventaja de usar una noche más corta es que los días serán algo más largos y la planta dispondrá de más horas de luz, por lo que puede producir algo más. En mi opinión, los riesgos no compensan y conviene mantener el fotoperiodo clásico 12/12. 

Profesor Cáñamo

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