Los plásticos reflectores
La luz es el recurso más importante en un cultivo de interior. No solo es esencial para el crecimiento de las plantas, sino que además cuesta mucho dinero producirla, pues se necesita una gran cantidad de electricidad. Por ello, es razonable intentar aprovechar al máximo cada lumen producido por las lámparas. Los fotones salen de la bombilla en todas direcciones, una parte directamente hacia las plantas y otra parte en dirección opuesta. Los reflectores de la lámpara ya se ocupan de redirigir estos últimos hacia las plantas. Al llegar a la zona donde están las plantas, la mayoría incide sobre las hojas, pero algunos no chocan con ninguna hoja y llegan hasta las paredes del cultivo. Si estas paredes están pintadas de color blanco o recubiertas con un material reflectante, estos rayos de luz pueden rebotar y volver hacia las plantas, donde son absorbidos y aprovechados, pero si las paredes no los reflejan sino que los absorben, se desperdician completamente. Todos los buenos cultivadores pintan las paredes de blanco o cuelgan materiales reflectantes. Hay dos tipos fundamentales de materiales reflectantes: los blancos y los plateados. Por lo general, los blancos reflejan un poco menos de luz (superan el 80%) pero lo hacen de forma difuminada, por lo que evitan la formación de puntos calientes. Por el contrario, los materiales plateados llegan a reflejar más del noventa por ciento de la luz, pero generan puntos calientes con mayor frecuencia, lo que a menudo se traduce en quemaduras en las hojas.
En tu caso, es mucho más fácil colgar un plástico blanco reflectante de la pared que pintarla. Además de reflejar la luz, el plástico también protege la pared, evitando que se manche o que se moje cuando riegas o fumigas las plantas. Los plásticos reflectantes son bastante asequibles y su efectividad es indudable, por lo que el coste se amortiza en muy poco tiempo. Es difícil evaluar cuánta luz se deja de perder gracias a las paredes reflectantes y cuánto puede mejorar la producción gracias a ellas, pero creo que al menos un cinco o un diez por ciento, o más, según las condiciones. En cultivos de una sola lámpara, la utilidad de las paredes reflectantes es mucho mayor, ya que la luz que se pierde lo hace por todos los lados, mientras que en cuartos de cultivo de varias lámparas, la luz solo se pierde por los lados en los que no hay otras lámparas.