¡Maldita tormenta!
¡Socorro! Vaya tormenta ha caído sobre mis plantas. Viento, lluvia, granizo. Por la mañana vi el desastre, dos plantas con ramas partidas. ¿Hay alguna forma de evitarlo?, ¿y de arreglar las ramas?
Es muy normal que las tormentas dañen las plantas, sobre todo cuando están en floración y son grandes. Si se juntan fuertes lluvias con ramas cargadas de pesados cogollos, el desastre está servido. Una planta grande mojada por la lluvia aguanta entre sus cogollos varios litros de agua, y ese peso, si además hace viento, puede quebrar fácilmente ramas enteras. Tras una tormenta el cultivador debe ir a revisar las plantas y arreglar los desperfectos cuanto antes en la medida de lo posible. Las ramas que se han roto completamente y ya no están unidas al resto de la planta no pueden repararse. Lo único que se puede hacer con ellas es cosecharlas y aprovechar lo que se pueda, aunque si la floración no está muy avanzada los cogollos apenas tendrán resina. Las ramas que se hayan roto pero aún conserven una parte de tejido unida al tronco se pueden reparar con cinta adhesiva; se puede usar cualquier tipo, pero en mi experiencia la que funciona mejor es la típica cinta americana, gris y muy resistente. Hay que colocar la rama en su posición correcta y encintarla al tronco con varias vueltas de cinta. Si la rama por reparar es muy grande, puede ser necesario atarla con cuerdas o colocar tutores para mantenerla en su lugar si solo con la cinta americana no es suficiente.
Los daños del viento y las tormentas se pueden evitar de varias maneras. Si las plantas están en macetas, hay que ponerlas
lo suficientemente grandes para que estabilicen las plantas. Las macetas pequeñas con plantas grandes vuelcan a la primera de cambio, sobre todo si la tierra está un poco seca. Aunque las macetas de plástico son más cómodas por su poco peso, para luchar contra el viento se pueden buscar de barro o de piedra, ya que pesan mucho más y no volcarán fácilmente. Cuanto más anchas sean las macetas, especialmente en la base, más estables serán. Si las plantas están en el suelo, hay que colocar tutores para sujetar el tallo central y las ramas más grandes, así se evita que el aire las bambolee y acabe rompiendo.
Como medida de seguridad adicional para proteger las ramas es recomendable atarlas con cuerdas. Se trata de que cada rama quede bien sujeta, de modo que el viento no la agite de lado a lado. Al atarlas no hay que poner la cuerda demasiado apretada alrededor de las ramas, para que puedan crecer y engordar sin dificultades. También se puede instalar una barrera contra el viento alrededor de las plantas; se puede fabricar con brezo o cañizo en rollos o con plantas vivas. En zonas con mucho viento fuerte la única solución puede ser fabricar un invernadero donde meter las plantas para que no sufran ni se tronchen. Las variedades índicas son más pequeñas y de tallos más robustos que las sativas, además, tienen menos ramas. Por estas razones, las variedades índicas suelen resistir mejor los embates del viento y, normalmente, también resisten mejor la deshidratación, ya que están acostumbradas a un clima más árido.