Maldito viento
Tu preocupación es comprensible. Cuando llevas meses cuidando las plantas y viéndolas crecer, se te parte el alma al descubrir que el viento ha roto una rama, cuando no se ha cargado directamente el tallo central. Lo malo es que las peores tormentas suelen ocurrir justo en el momento menos adecuando, septiembre y octubre, cuando los cogollos alcanzan su máximo grosor y peso. Contra el viento, se puede luchar de varias maneras. Lo primero y más importante es usar una maceta grande para que pese y estabilice la planta. Las macetas anchas son las más estables. Se pueden atar las ramas o sujetarlas con tutores para darles mayor estabilidad. Se trata de que cada rama quede bien sujeta, de modo que el viento no la bambolee de lado a lado. En zonas donde el viento sopla con mucha frecuencia, es una buena idea fabricar una barrera contra el viento alrededor de la zona donde están las plantas, por medio de un seto vivo o una valla de brezo o algún material similar. Las variedades índicas son más pequeñas y de tallos más robustos que las sativas, además, tienen menos ramas, por lo que suelen resistir mejor el viento. Si nos encontramos una rama partida por el viento, podemos intentar repararla. Mientras el tallo no se rompa completamente, se puede arreglar estabilizando la rama en la posición correcta y reforzándola con cinta americana alrededor del tallo.