Manejo de la altura al final de la floración
En la fase de crecimiento, la poda es la mejor manera de controlar la altura de las plantas. Cortando la punta de una rama, salen dos nuevos brotes que crean dos ramas donde antes había una. Además, al despuntar el tallo central cambia la estructura general de crecimiento de la planta: pasa de tener forma de abeto con una rama central más alta a forma de arbusto más redondeado y con todas las ramas de altura similar. El problema aparece cuando las plantas tienen cogollos. Durante la floración, ningún cultivador desea eliminar cogollos y, por tanto, la poda queda descartada como método de control de altura. En las primeras semanas de floración, cuando las plantas se estiran mucho y las ramas son blandas y flexibles, se puede recurrir al sistema de tensores, que consiste en atar una cuerda a la punta de cada rama que esté haciéndose demasiado alta y, tensándola y fijándola a una piqueta clavada en el suelo, una barandilla o el tronco de un árbol cercano, ir doblándola progresivamente. Si cada día se acorta un poco la cuerda, la rama puede doblarse mucho, casi hasta ponerla horizontal al suelo, sin que se quiebre. El truco es hacerlo poco a poco a lo largo de varios días. Este útil sistema solo vale al principio de la floración, luego las ramas se vuelven más rígidas, pierden flexibilidad y se corre el riesgo de quebrarlas. A partir de la mitad de la floración hay que recurrir a otra técnica, el llamado supercropping. Es una técnica que fue desarrollada para el cultivo de interior pero que resulta también útil en exterior; consiste en doblar las plantas a la altura deseada realizando una semirrotura de la rama. Hay que hacerlo a una altura en que el tallo todavía esté más o menos tierno: no se puede realizar donde se haya lignificado (endurecido) completamente. En plantas altas de exterior de unos 3 m yo lo hago a una altura de entre 2 y 2,5 m. Para lograr que el tallo se doble sin romperse hay que chafarlo apretándolo con fuerza entre los dedos hasta que se oye un pequeño chasquido, que indica que las fibras interiores se han roto; la rama quebrada, incapaz de soportar su peso, se doblará en un ángulo de al menos noventa grados por ese preciso punto. Tras aplicar esta técnica las ramas parecen peligrosamente débiles y a punto de romperse, pero no te preocupes porque en cuestión de dos o tres días se cicatriza la herida y se empieza a formar un callo que refuerza el punto por donde el tallo está doblado. Se puede torcer cada rama en varios puntos para mantenerla baja. Este sistema permite ir dominando la forma y la altura de las plantas en floración sin tener que cortar ninguna rama y manteniendo todos los cogollos. Con un poco de práctica permite lograr que los cogollos ocupen todo el espacio disponible a la altura deseada y maximizar la productividad.