Mosca blanca
Cuando coseches las plantas, después de manicurar, secar y guardar los cogollos, tendrás que hacer una limpieza a fondo del armario de cultivo. Vacía las macetas y tira toda la tierra. Barre a fondo el armario. Luego pásale la aspiradora hasta el último rincón del armario y de la habitación donde esté el armario de cultivo. A continuación prepara un fumigador con agua y lejía y fumiga el armario por dentro hasta asegurarte de que lo has limpiado bien. Si puedes, deja el armario abierto, apagado y bien seco durante una semana, luego haz una nueva limpieza antes de volver a meter plantas. Una buena solución para asegurarte de que no queda ni un huevo de mosca vivo es colocar una bomba de humo insecticida: se mete en el armario, se cierran todas las puertas y ventanas y se deja actuar hasta el día siguiente, cuando se ventila bien para eliminar los restos de insecticida. Es muy importante seguir las instrucciones y no estar en la habitación durante el tiempo indicado en la etiqueta para evitar intoxicarse. Para la nueva cosecha debes buscar esquejes libres de plaga, ya que basta con que haya un solo huevo para que en unas semanas las moscas estén por todos lados. Si compras esquejes, revísalos uno por uno, mirando en la cara inferior de todas las hojas en busca de cualquier tipo de plaga, no solo mosca blanca, tanto huevos como adultos, y elimina a mano todos los que puedas. Luego fumiga cada esqueje a fondo. Al día siguiente repite la revisión. Si las nuevas plantas las haces a partir de semillas, no deberías tener más problemas, siempre que las condiciones medioambientales no sean propicias para el desarrollo de la mosca blanca. Si las condiciones son adecuadas, con poca aireación y zonas sombreadas donde no corre el aire, tarde o temprano aparecerán moscas blancas. Se puede impedir fumigando preventivos como el aceite de nim o el jabón potásico, podando las ramas más bajas y sombreadas para facilitar la circulación de aire y dejando suficiente espacio entre plantas. Hay unas trampas antiplagas que consisten en láminas de plástico amarillo recubiertas de una sustancia pegajosa que se cuelgan sobre las plantas y que atraen a las moscas blancas y a otros insectos voladores. Cuando las moscas se posan en el plástico se quedan pegadas y mueren. Coloca este tipo de trampas desde el principio del cultivo aunque no haya ninguna plaga y revísalas cada pocos días. Así podrás detectar la presencia de moscas blancas enseguida y actuar antes de que se reproduzcan. Siempre es mucho más fácil acabar con una plaga cuando todavía hay pocos bichos.