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Oídio en interior

Oídio en interior
Mi problema recurrente es el oídio. Desde hace un tiempo, mi armario de cultivo sufre esta terrible plaga en cada cosecha. A veces ataca solo algunas plantas y otras se extiende por todas. A veces empieza al final de la floración y puedo controlarlo más o menos fumigando distintos productos como Oidioprot, cola de caballo o agua oxigenada, pero la verdad es que no siempre tengo éxito. Los fungicidas químicos que me ofrecen no me decido a fumigarlos en floración, que es cuando aparece el problema, así que no sé muy bien qué más hacer. Te escribo a ver si tú puedes darme ideas de cómo prevenir o evitar esta plaga que me está fastidiando cosecha tras cosecha. Gracias y espero que puedas ayudarme.
Diego

La mejor forma de evitar las plagas es, sin duda, prevenirlas para que no aparezcan. El oídio es un hongo cada vez más presente en los cultivos de cannabis, que está dando muchos problemas precisamente porque cuando más daño hace es en la floración y los productos más efectivos son fungicidas químicos sistémicos que no se deben fumigar en esa fase, puesto que pueden dejar restos en los cogollos, que acabarían en los pulmones de los consumidores.

Debes aplicar lo que se llama una estrategia de control y prevención integral de plagas. En otras palabras, se trata de combinar distintas medidas para, entre todas, lograr el efecto deseado: mantener las plantas libres de oídio. Los fungicidas ecológicos son poco o nada tóxicos, lo que permite usarlos sin riesgos pero, todo hay que decirlo, no son superefectivos, por eso deben combinarse con otras medidas. Básicamente se trata de potenciar la salud de las plantas para que puedan defenderse naturalmente de las plagas, escoger variedades que tengan una genética resistente al oídio y evitar las condiciones de cultivo que propician su aparición. Hay variedades muy sensibles y otras que lo son mucho menos. En general, las índicas son más débiles que las sativas, pero depende de cada genética. Consulta con los bancos de semillas y pregunta a otros cultivadores qué variedades les van mejor.

El oídio prefiere las condiciones húmedas, sombrías y poco ventiladas. Por eso debemos asegurarnos de que las plantas no estén muy apelotonadas, que haya espacio libre entre ellas para que la luz penetre bien hasta las partes bajas. Cuando las ramas de unas plantas se enredan con las ramas de la planta de al lado, se forma una maraña de hojas que crea sombra, humedad y ambiente estancado. Poda las ramas más bajas, esas que siempre se quedan pequeñas y en las que no engordan los cogollos, pero que crean humedad e impiden que el aire circule libremente. Yo suelo dejar el tallo libre de ramas en los primeros quince o veinte centímetros y pongo un ventilador soplando a esa altura para que siempre haya ventilación en la zona baja. En general, cuanta más brisa haya, mejor. Coloca varios ventiladores oscilantes y acostumbra poco a poco a las plantas a soportar una brisa bastante intensa. Si vas subiendo la velocidad de los ventiladores progresivamente, no les perjudicará y reducirás mucho el peligro; al oídio le cuesta germinar si hay viento.

No abuses de los abonos, especialmente del nitrógeno, ya que provoca que las plantas crezcan mucho pero con tejidos blandos, en los que el oídio se asienta más fácilmente. No abuses del riego, pues la alta humedad ambiental propicia la aparición de hongos. Pero tampoco mantengas a las plantas con sed; eso perjudicará la producción de cogollos y las debilitará y estresará. Una planta estresada no tiene su sistema inmunitario en plenas facultades y eso facilita mucho la infección.

En cuanto detectes hojas infectadas elimínalas enseguida, antes de que infecten al resto. No dejes los restos infectados dentro del cultivo: el oídio sigue vivo en ellos y puede emitir esporas que propagarán la enfermedad. Las vitaminas B1 y B2 refuerzan las defensas de las plantas y estimulan el sistema inmunitario, lo que aumenta la resistencia a infecciones fúngicas, bacterianas y víricas.

Algunos productos como Oidioprot dan mejor resultado si se aplican de forma preventiva antes de que aparezca la infección. Si tienes oídio en la mayoría de las cosechas, prueba a aplicarlo desde que las plantas son pequeñas, regularmente cada semana, y posiblemente evites o, al menos, retrases bastante la aparición de los primeros síntomas. En cuanto veas síntomas limpia todas las hojas infectadas y aplica fungicidas ecológicos como jabón potásico, extracto de canela, aceite de nim, agua oxigenada o bicarbonato potásico. Puedes alternarlos con pocos días de diferencia para una mayor efectividad. Hay también productos basados en la lucha biológica que están compuestos por diversas bacterias que atacan al oídio con resultados desiguales, pero que también ayudan a lograr el objetivo de mantener las plantas limpias. Otra técnica poco conocida que se usa en la viticultura contra el oídio es fumigar agua ozonizada, que mata el oídio por contacto. El único problema es que el ozono se desactiva enseguida, por lo que hay que ozonizarla y usarla inmediatamente.

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