Las variedades autoflorecientes tienen un ciclo de vida muy corto, por lo general, de entre 60 y 90 días. No son muchos días pero tienen la ventaja de que no necesitan noches largas, por lo que pueden recibir muchas horas de luz cada día; en teoría, se podría incluso usar luz continua y, aun así, las plantas florecerían. La mayoría de los cultivadores de interior de autoflorecientes usan un fotoperiodo de entre 18 y 22 h de luz diarias, probablemente el más común sea 20/4. El día de 20 h de luz logra que la planta reciba cada día un sesenta y seis por ciento más de luz de lo que recibiría con un fotoperiodo clásico de floración de 12 h, lo que le permite crecer más y producir cogollos mayores. Con las variedades autoflorecientes, para lograr buenas cosechas es esencial que dispongan de muchas hojas de luz al día durante todo su ciclo de vida.