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Problemas con los ledes en invierno

Problemas con los ledes en invierno
Desde hace dos años tengo un problema que se repite una y otra vez en mi cultivo de interior. Te explico: vivo en una casa unifamiliar con un pequeño desván donde tengo instalado un armario de cultivo. Antes usaba una lámpara de alta presión de sodio, pero hace dos años me decidí a cambiarla por una de ledes. Recuerdo que instalé la lámpara en mayo con la idea de que al dar menos calor podría cultivar en verano. Tuve razón: la cosecha fue muy bien, y eso que coseché a finales de agosto. La temperatura del indoor era algo alta pero las plantas aguantaron bien y solo tuve que ayudarme algunos días con un pequeño aire acondicionado portátil. La siguiente cosecha la empecé en septiembre y al principio iba bien, pero en la floración empezaron mis problemas, pues las plantas no se desarrollaban al ritmo que había visto en el verano. Supongo que tiene que ver con la temperatura, ya que, al ser el desván una habitación sin calefacción, el armario de cultivo no se calienta apenas y no pasa de veinte grados cuando la lámpara está encendida y baja casi a 10 ºC algunas noches. He pensado en poner un radiador, pero entonces el consumo eléctrico será mucho mayor. ¿Tú qué harías?
José Ángel

La gran ventaja de las lámparas de led, además de su gran producción de luz, es que no malgastan energía en forma de calor. Esto es perfecto en verano, ya que se reduce mucho la necesidad de refrigeración, una de las principales fuentes de gasto del cultivo de interior en países cálidos como el nuestro, pero puede suponer un problema en invierno. Lo que es una ventaja en verano es un inconveniente en invierno. Los cultivadores de interior que usan lámparas de alta presión están acostumbrados a no tener que preocuparse de calentar los cuartos de cultivo en invierno gracias al calor que desprenden las lámparas, pero al cambiar a sistemas de led se encuentran con que las plantas pasan frío.

Hay que tener en cuenta que, por la composición del espectro lumínico de los ledes, las plantas necesitan una mayor temperatura ambiente que con las lámparas de sodio para traspirar bien, ya que las hojas se calientan mucho menos por efecto de la luz. Si mantenemos el cuarto de cultivo entre 22 y 25 ºC como haríamos en un cultivo iluminado con sodio, las plantas no crecen todo lo que deberían. En cambio, elevando la temperatura ambiente hasta 29-30 ºC, la velocidad de crecimiento se acelera mucho y se aprecian las grandes ventajas de la iluminación led. En verano esto es una ventaja añadida, pues si juntamos que la temperatura óptima para el cuarto de cultivo es mayor y que los ledes producen menos calor, nos encontramos con que la necesidad de refrigeración se reduce drásticamente, lo que permite cultivar en verano sin aire acondicionado, especialmente si las lámparas se encienden por la noche y se apagan durante el día. En invierno, en cambio, la situación se complica, ya que el calor producido por las lámparas no consigue elevar la temperatura hasta el nivel necesario. Hay varias formas de lidiar con este problema. Algunos cultivadores combinan lámparas de sodio y ledes durante el invierno para aprovechar el calor de las luces de alta presión; otros calientan el cuarto de cultivo por medios alternativos como calefactores eléctricos, aunque el coste de calentar con electricidad es bastante alto. Una buena solución es reducir al mínimo la extracción para evitar perder el calor generado en el cuarto de cultivo, pero, para ello, es necesario reponer el dióxido de carbono (CO2) consumido por las plantas con un generador de CO2, ya que si no lo hacemos el crecimiento se reducirá. Hay dos formas básicas de añadir eficientemente dióxido de carbono a un cuarto de cultivo: usando un generador que queme gas o liberando el gas desde una bombona. El primer sistema tiene la ventaja de que al quemar gas también calienta el cuarto, y la desventaja de que la reacción libera humedad, algo poco deseable especialmente durante la floración y que se debe contrarrestar con un deshumidificador, aparato que a su vez tiene la ventaja de aportar calor y la desventaja de consumir bastante electricidad. El segundo sistema, usar una bombona de CO2 para ir manteniendo los niveles de dióxido de carbono, tiene también ventajas e inconvenientes: no aumenta la humedad ni la temperatura, pero hay que ir a rellenar la bombona periódicamente y no es tan fácil encontrar dónde hacerlo. Es un sistema más o menos recomendable en cuartos de cultivo pequeños, pero para cultivos más grandes resulta mucho más práctico usar un generador que funcione quemando butano, ya que es muy fácil comprar una bombona de butano sin despertar sospechas.

En tu caso tendrías que estudiar cuál es la forma más barata de subir la temperatura en el desván. Quizás podrías poner una intracción que meta aire desde la casa, que supongo que se calentará con calefacción por radiadores, o pedir que te extiendan la instalación de calefacción al desván y colocar algún radiador en él. También puedes poner una estufa de butano, pero tienen el problema de que aumentan el nivel de CO2 de forma incontrolada y es muy fácil acabar con unos niveles de dióxido de carbono excesivamente altos que no son nada buenos para las plantas. También puedes intentar aumentar el aislamiento térmico del armario para que el calor producido por los ledes y cualquier sistema de calefacción que pongas dentro se mantenga mejor y no se vaya perdiendo. Puedes recubrir el armario por fuera con algún material aislante como poliestireno expandido (corcho blanco) o similar. Otra posibilidad es mejorar el aislamiento del desván con el mismo objetivo.

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