Problemas en la germinación
Las plantas de cannabis son muy delicadas cuando son pequeñas y pueden morir con facilidad por falta o exceso de agua, demasiado frío o demasiado calor, etc. La cantidad de luz en exterior no suele ser un problema siempre que las plantas se vayan acostumbrando poco a poco.
Si pones las semillas en servilletas húmedas para que germinen, debes trasplantarlas a las macetas en cuanto se abran, antes de que la raíz crezca y de que salgan las primeras hojas. Las siembras en el sustrato de la maceta a poca profundidad, aproximadamente medio centímetro, las cubres con tierra sin apelmazarla y las riegas con mucho cuidado y suavidad para que el chorro de agua no las desentierre. A continuación debes colocar las macetas en el exterior pero no a pleno sol, mejor en la sombra. No hace falta que vayan dentro de una caja trasparente a modo de invernadero; de hecho, esto puede ser contraproducente, pues si el sol le da directamente a la caja lo más probable es que la temperatura suba demasiado en su interior y puede matar las plántulas. En unos días las plantitas asomarán de la tierra, pero aún serán muy débiles y no necesitarán sol muy fuerte. Lo mejor es que les dé el sol por la mañana y por la tarde, pero a las horas del mediodía, cuando más calor hace, se pueden situar a la sombra. No hay que regar las macetas hasta que la tierra esté casi seca, pues los riegos excesivos (aunque sean cada dos días) favorecen la pudrición de las raíces. En unas dos semanas las plántulas deberían tener varios pares de hojas y haberse fortalecido lo suficiente como para poder vivir sin problemas a pleno sol.