¿Qué le pasa a mi planta madre?
Las plantas madre pueden degenerar de dos formas: como plantas individuales y como genética. Las plantas de cannabis han evolucionado como plantas anuales que solo viven unos meses, entre primavera, cuando germinan, y otoño, cuando mueren. Jugando con el fotoperiodo es posible mantenerlas siempre en fase de crecimiento, por lo que no florecen, y nos sirven como madres de las que sacar esquejes, pero sus tejidos, los tallos y las raíces van envejeciendo poco a poco, puesto que no están diseñados para vivir largo tiempo. Tu planta seguramente tiene un sistema radicular muy viejo, probablemente las raíces casi no quepan en la maceta y la tierra tenga sales acumuladas. Podrías rejuvenecerla un poco si recortas un tercio del pan de raíces y la replantas con algo de tierra nueva, pero no vas a lograr un cambio demasiado grande. En mi opinión, lo mejor que puedes hacer es usar uno de los esquejes para crear una nueva planta madre. Un esqueje es genéticamente idéntico a la planta de la que se obtiene, y eso no cambia con el tiempo. Ese nuevo esqueje crecerá sin problemas y te dará una nueva madre con un buen rendimiento.
La segunda forma de degeneración de una planta madre es como genética, y eso sí suele tardar más en suceder, pero no hacen falta quince años, puede suceder en menos. En este caso pueden pasar dos cosas: una posible causa de debilidad o degeneración a largo plazo es que la planta madre se infecte con un virus, ya que como no hay forma de eliminarlo a partir de entonces lo llevará siempre consigo y se lo transmitirá a todos los esquejes. El virus sí puede debilitar la genética. Si no hay otra madre sana y sin virus de esa misma genética con la que reemplazarla, será imposible revertir la degeneración. A veces, sin que haya virus u otros problemas concretos, la genética empieza a hacer cosas raras con los años, aparecen muchas preflores aunque estén con fotoperiodo de crecimiento y las plantas parece que quieran florecer enseguida, aunque sean pequeñas. En estos casos de degeneración no hay un camino claro para solucionarlo y puede que acabemos perdiendo la madre. Antes de que eso suceda, siempre podemos intentar hacer semillas de la planta cruzándola consigo misma. Para ello debemos revertir el sexo en un esqueje para conseguir que haga flores macho y poder recoger un poco de polen, que usaremos para polinizar las flores hembra de otro esqueje. Las semillas que resulten darán lugar a plantas muy parecidas a la madre, pues son hijas solo de ella, pero no serán idénticas. Habrá que germinar unas cuantas y seleccionar la que más se asemeje a la madre para que la sustituya.