La circulación de aire es muy importante durante el secado para evitar la proliferación de hongos y para lograr que las plantas se vayan secando uniformemente. No hace falta una corriente de aire muy fuerte, basta con un pequeño ventilador oscilante encendido día y noche a la velocidad mínima para evitar que el aire se estanque. Dependiendo de que la humedad ambiental sea más alta o más baja, el secado será más lento o más rápido. En general, durante la primera semana de secado lo recomendable es una humedad ambiental de alrededor del 60% y bajarla hasta el 50% durante la segunda y tercera semanas. Si se cosechan plantas con algo de infección por hongos como el oídio o la botritis, sí es recomendable bajar la humedad ambiental tanto como se pueda para acelerar al máximo el secado e impedir la proliferación de los hongos.