Selección de una planta madre
Seleccionar bien una planta madre lleva tiempo pero, una vez lo hagas, poseerás una planta de una gran calidad que solo tendrás tú y que podrás cultivar una y otra vez. Mi consejo es que consigas un número considerable de semillas de la misma variedad. En tu caso, unas treinta pueden ser suficientes. Germínalas todas y trasplántalas a las macetas. Numera cada maceta para identificar las plantas. Empieza un diario del cultivo apuntando detalladamente todo lo que observes de cada planta, especialmente señala las que crecen más rápido, las que tienen hojas más grandes y tallos más gruesos y las que se vean más sanas, fuertes y vigorosas. Cuando las plantas lleven unas tres semanas en crecimiento, ya tendrán el tamaño suficiente para cortarles la punta principal y enraizarla como esqueje, manteniéndola identificada con el mismo número que la madre de la que proviene. De este modo, habremos hecho una copia de cada planta que, una vez enraíce, trasplantaremos a una maceta y mantendremos en la sala de madres, bajo fotoperiodo 18/6, permanentemente en crecimiento. Si tu sala de madres no tiene capacidad para tantas plantas, deberás seleccionar las mejores atendiendo al diario que has ido escribiendo y al aspecto de las madres. Intenta conservar el mayor número posible, puesto que todavía es muy pronto para saber si una planta es buena o no. Lo ideal sería conservar todos los esquejes en la sala de madres hasta que las plantas hayan acabado de florecer y se pueda evaluar su calidad con precisión. A la hora de escoger una madre mi consejo es que no te fijes solo en cuánto produce la planta o en la potencia que tiene, también debes tener en cuenta lo bien que crezca, si tiene vigor o si es resistente a las plagas. No te quedes solo con la que te parezca la mejor planta y elimines todas las demás, intenta conservar las mejores tres, cuatro o cinco. Y pruébalas de nuevo en la siguiente cosecha, pero ahora plantando varios esquejes de cada una. La planta madre ideal es la que es buena en casi todo: potente, productiva, con buen aroma y sabor, de crecimiento rápido, floración temprana, resistente a plagas y enfermedades y que enraíce fácil y rápidamente. Es posible que decidas quedarte dos o tres definitivamente, no pasa nada. A veces una va mejor en verano cuando hace mucho calor y otra resulta mejor en tiempo más frío. O una es más productiva pero la otra más potente. Conserva las madres siempre bajo fotoperiodo de crecimiento, en macetas relativamente grandes, con una intensidad de luz moderada y bajo un programa de fertilización suave.