Semillas, esquejes o autos en interior
En el cultivo de interior de variedades tradicionales, aquellas cuya floración viene determinada por la duración de los días y las noches, se emplean dos fotoperiodos diferentes: desde la germinación y durante todo el crecimiento se emplea el fotoperiodo 18/6 (18 horas de luz y 6 de oscuridad). Cuando las plantas han alcanzado el tamaño adecuado (para el espacio y el sistema de cultivo empleados) y el cultivador quiere que empiecen a florecer, se cambia el fotoperiodo a 12/12. En unos pocos días, las plantas empiezan el ciclo de floración, que completarán bajo este mismo fotoperiodo.
En cultivos a partir de semillas, la fase de crecimiento debe tener una duración mínima de al menos tres semanas para que las plantas tengan tiempo suficiente de convertirse en adultas antes de empezar a florecer. En cambio, si se usan esquejes, como provienen de una planta ya adulta, el ciclo de crecimiento no tiene que tener una duración mínima, las plantas se pueden poner a florecer en cuanto tengan el tamaño deseado, aunque solo lleven una o dos semanas en crecimiento.
Normalmente, las plantas de semillas se mantienen entre tres y seis semanas en crecimiento y los esquejes, entre una y tres semanas antes de cambiar al fotoperiodo 12/12. La floración, según la variedad, se alarga entre ocho y doce semanas en la mayoría de los casos, aunque existen variedades sativas puras más lentas que pueden llegar a tardar seis meses en florecer.
Las variedades autoflorecientes se cultivan de modo distinto, ya que no es necesario cambiar el fotoperiodo para que las plantas empiecen a florecer, lo hacen automáticamente a las pocas semanas de germinar. Estas variedades suelen estar listas para la cosecha entre sesenta y noventa días después de la germinación, independientemente de las horas de sol que reciban. Como son variedades que se desarrollan muy rápido, resultan mucho más productivas cuando se cultivan bajo días muy largos, con muchas horas de luz. Hay cultivadores que emplean el fotoperiodo clásico de crecimiento 18/6 y otros que prefieren alargarlo un poco más, hasta 20/4 o 21/3. En teoría, es posible cultivar variedades automáticas bajo un fotoperiodo 24/0 de luz continua, pero, en mi opinión, supone un estrés excesivo para las plantas, que siempre agradecen unas horas de descanso al día.
Cada sistema tiene sus ventajas e inconvenientes. Los esquejes permiten obtener cogollos de la máxima calidad y una gran productividad, siempre, claro está, que la planta madre tenga estas características. Pero no todos los cultivadores disponen del tiempo, el espacio o el saber hacer necesarios para mantener la planta madre en buenas condiciones y obtener los esquejes en el momento preciso. Las semillas son muy cómodas, fáciles de trasportar y se pueden almacenar durante largos periodos de tiempo, pero cada una da lugar a una planta distinta, por lo que la cosecha no es tan homogénea y algunas plantas serán mejores y otras peores. Las variedades autoflorecientes son lo máximo en rapidez, facilidad de cultivo y simplicidad, puesto que no hay que preocuparse de fotoperiodos ni técnicas complejas, pero no siempre la calidad del producto final resulta tan buena. En los últimos años, la calidad de las variedades autoflorecientes ha aumentado notablemente, al igual que el número de sus partidarios. Muchos cultivadores novatos han empezado a cultivar directamente con estas variedades, pero la inmensa mayoría de los cultivadores de interior experimentados siguen sembrando variedades tradicionales, por su mayor calidad.