Semillas viejas
Tengo un sobre de semillas de Mazar de Dutch Passion que compré hace varios años y que nunca llegué a utilizar. Me gustaría germinarlas ahora, pero temo que con lo viejas que son no vayan a nacer. ¿Hay algo que pueda hacer para facilitar que germinen? Muchas gracias.
Las semillas de cannabis mantienen una capacidad de germinación casi total durante 2 o 3 años, especialmente si se guardan en un lugar frío, seco y oscuro. A partir de ese momento, cada año que pasa es menor el porcentaje de semillas que germinan, pero sigue habiendo un buen número de semillas viables durante muchos años. Si se guarda una gran cantidad de semillas en buenas condiciones se puede considerar que las semillas se conservan casi indefinidamente, pues siempre habrá un porcentaje capaz de germinar.
Uno de los problemas más frecuentes al germinar semillas muy viejas es que, como suelen tardar más tiempo en hidratarse y nacer, a menudo son atacadas por hongos o bacterias. Por ello, es conveniente utilizar métodos más o menos estériles para reducir las probabilidades de infección. Conviene hervir el agua que vamos a utilizar o añadirle 4 ml/litro de lejía doméstica sin aditivos. Es recomendable utilizar sustratos estériles para reducir el riesgo de que se infecten las plántulas.
Un truco que ayuda a que las semillas se hidraten más rápidamente es la escarificación, que consiste en rascar ligeramente la cáscara de las semillas. Se enrolla un trozo de papel de lija hasta formar un cilindro, con la lija hacia dentro, y se fija con cinta adhesiva. Tras introducir las semillas en el interior del cilindro y tapar ambos extremos con los dedos, solo hay que agitarlo durante un par de minutos para que la lija haga su trabajo.
Si las semillas son muy viejas, los hidratos de carbono de reserva se pueden haber descompuesto en parte, al igual que las vitaminas y algunos minerales. Cuando las semillas agotan sus reservas nutritivas, aunque mantengan la capacidad de germinar porque el embrión no se haya muerto, no son capaces de sobrevivir, pues les faltan nutrientes para completar todo el proceso de germinación. Hay que recordar que, desde que la semilla se abre hasta que nacen las primeras hojas, la planta no puede realizar la fotosíntesis y, por tanto, no puede fabricar alimento y debe nutrirse de las reservas contenidas en los cotiledones. Hay algunas sustancias que actúan como estimulantes de la germinación. Las más habituales son fitohormonas que las plantas producen para regular muchos de sus procesos internos, como las citoquininas, las giberelinas y las auxinas. Con un puñado de semillas de cualquier planta es muy fácil fabricar una solución de fitohormonas que ayude a la germinación. En un vaso con un poco de agua se pone a germinar un puñado de semillas (van bien las de trigo, lentejas, garbanzos o judías). Cuando las raíces tienen tres o cuatro centímetros de largo, se cortan todas las raíces y se trituran junto con el agua que quede en el vaso. Este líquido es rico en auxinas y otras fitohormonas estimulantes del metabolismo vegetal; se suele diluir una parte en diez de agua, y se introducen las semillas durante 24 horas para que se hidraten antes de sembrarlas directamente en el sustrato.