Tabaco como insecticida
La utilidad del tabaco como insecticida se basa en su contenido en nicotina, que es un veneno muy tóxico para la mayoría de las plagas. La forma ideal de preparar un insecticida a base de tabaco sería usando directamente las hojas de la planta de tabaco, frescas o secas. Se pueden poner en maceración en agua durante unas horas o hervirlas para hacer una infusión. La idea es que la nicotina salga de las hojas y se disuelva en el agua. El agua con nicotina se fumiga directamente sobre la plaga.
Hay que tener en cuenta que el tabaco que se comercializa para fumar no solo lleva tabaco. Los fabricantes remojan las hojas en una “salsa” de decenas de ingredientes para lograr que el sabor sea siempre igual, mejorar la combustión del tabaco o hacerlo más adictivo. No tenemos ningún interés como cultivadores en pulverizar toda esa colección de sustancias encima de las plantas, por eso es mejor usar directamente hojas de tabaco o, en su defecto, tabaco de liar sin aditivos. Si puedes conseguir unas semillas de tabaco, te recomiendo que siembres al menos una planta cada año. Con calor, sol y agua abundante crecen muy bien y te proporcionan una fuente constante de hojas frescas para usar como insecticida. La ventaja del tabaco de autocultivo es que no tiene ningún tipo de aditivo. Como probablemente no uses todas las hojas, seca unas cuantas y guárdalas por si necesitas hacer insecticida en momentos en que no tengas plantas de tabaco vivas.