Se llama revegetar a lograr que una planta vuelva a crecer después de florecer y ser cosechada. Las variedades sativas lo hacen con más facilidad que las índicas. El proceso es sencillo: se cosecha con cuidado, cortando los cogollos pero dejando tantas hojas enganchadas a los tallos como sea posible. Si no quedan hojas verdes, la planta no revegetará. Se podan un poco las ramas más largas para que la planta no sea tan alta y se coloca en un lugar cálido y con muchas horas de luz, a ser posible debajo de una lámpara de cultivo encendida constantemente (fotoperiodo 24/0), aunque también se puede usar el fotoperiodo clásico de crecimiento (18/6). Hay que abonar poco pero con fertilizante de crecimiento.

Pasadas una o dos semanas, la planta empezará a brotar nuevas hojas; a partir de ese momento hay que tratarla como cualquier planta en fase vegetativa, manteniéndola bajo el fotoperiodo de crecimiento hasta que deseemos que florezca, aunque yo creo que es mejor usarla como planta madre y cortar los nuevos brotes como esquejes, ya que así cada nueva planta tendrá un nuevo sistema de raíces mucho más capaz de proporcionar un buen crecimiento que las viejas raíces de la planta revegetada.