El manejo de las plantas de cannabis que se hacen demasiado grandes es una de las preocupaciones más habituales entre los cultivadores. En la fase de crecimiento podar el cannabis no trae consecuencias negativas: fomenta la ramificación de la planta y genera un arbusto más ancho y con más puntas que si la planta se deja sin tocar.

Una de mis recomendaciones más habituales es que las plantas no se deben podar durante la floración porque podemos confundirlas, especialmente en las primeras semanas, pero aun así se pueden manejar para alterar su forma o su altura. Siempre que no se corten las puntas principales se pueden incluso podar las ramas más bajas y débiles sin consecuencias perjudiciales. Uno de los métodos más populares es atar las ramas con cuerdas para colocarlas en la posición que queramos; siempre que no se desgarren del tallo, seguirán creciendo y floreciendo como si nada. 

Cuando queramos cambiar mucho la posición de una planta o una rama, como, por ejemplo, si queremos tumbar completamente una planta, conviene hacerlo poco a poco y a lo largo de varios días para que el tallo tenga tiempo de irse adaptando y no se rompa. Haciéndolo progresivamente es perfectamente posible colocar el tallo central prácticamente en horizontal y casi tocando el suelo. Algunos os preguntaréis: ¿de qué sirve tumbar la planta? Para bajar su altura, tras colocarla tumbada, todas las ramas girarán y se situarán en vertical, lo mismo que hará la punta del tallo principal, por lo que recibirán sol suficiente pero a una menor altura.